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Por este tiempo se pueden recorrer á caballo todas esas llanuras poco ántes inundadas; los ganados retozan libremente por los verdosos y dilatados campos, y finalmente, la provincia de Moxos muestra con ufanía todo el completo de su vasta superficie.

Se izaron las velas, se puso el Flash en rumbo al puerto, y cayó su piloto, no en su embriagadora obsesión de costumbre en casos tales, sino en las garras crueles de sus amargos pensamientos. Volaba el yacht cargado de lonas, arrollando garranchos y carneros, saltando como un corzo de cresta en cresta y de seno en seno, circuido de espumas hervorosas, juguetón, ufano... ¿Y para qué tanta ufanía y tanta presteza? Para tortura del pobre mozo, que veía en la llegada al puerto la caída en un abismo sin salida para él... Mirárase el caso por donde se mirara, siempre resultaba el mismo delincuente, el mismo responsable: él, y nadie más que él fue débil complaciendo a Nieves, sin consentimiento de su padre, en un antojo tan serio, tan grave, como el de salir a la mar a hurtadillas y con, el tiempo medido; fue un mentecato, un majadero, haciendo valentías en ella, sin considerar bastante los riesgos que corría el tesoro que llevaba a su lado; fue un irracional, un bárbaro, rematando sus majaderías con la bestialidad que produjo el espantoso accidente... No lo había dicho en broma, no: merecía ser entregado por la Guardia civil a los tribunales de justicia, y agarrotado después en la plaza pública, y execrado hasta la consumación de los siglos en la memoria de don Alejandro Bermúdez y todos sus descendientes. Y si don Alejandro Bermúdez y la justicia humana no lo consideraban así, ni el uno ni la otra tenían sentido común ni idea de lo justo y de lo injusto... ¡Que Nieves vivía! ¡Y qué, si vivía de milagro, como había dicho muy bien la infeliz? Su caída había sido de muerte, con el andar que llevaba el barco; y en esta cuenta se había arrojado él al mar... Si se obraba el milagro después, bien; y si no se obraba... ¿qué derecho tenía él a vivir pereciendo ella, ni para qué quería la vida aunque se la dejaran de misericordia? Esto no era rebelarse contra las leyes de Dios; era sacrificarse a un deber de caridad, de conciencia, de honor y de justicia.

Cualquiera de aquellos dos arrogantes y espléndidos rústicos habría sido llamado con razón El Rey de los Tíos..... Y, en efecto, por su corpulencia, por su lujo y por su inocente y cómica ufanía, había en ellos mucho del pavo real. La Baronesa del Zurguén nos dijo que eran dos charros de primera, y que debían de proceder del campo de Ciudad-Rodrigo, tierra clásica de tales prójimos nuestros.

Y entonces nos creemos felices y consideramos compensados con este minuto de satisfacción nuestros largos trabajos. Esto me sucede a ahora, querido Sarrió; y por eso este apretón de manos ha puesto en tanta ufanía como en Alonso Quijano la liberación de los galeotes o la conquista del yelmo.

En Dios y mi ánima te juro, reduciéndome á hablar de ti, Mariano mío, que cuando, hace poco tiempo, te veía dirigir con universal aplauso la orquesta del teatro Real, de donde mengua es de España que estés alejado y donde no has sido sustituído ni lo serás nunca; cuando escuchaba á insignes artistas nacionales y extranjeros ensalzar tu nombre sobre el de todos los que habían ocupado aquel verdadero trono de la Música, me regocijaba tu gloria cual si fuera mía, ó por lo menos, de toda la Colonia Granadina, de 1854 á 1856, y que igual placer y ufanía siento cada vez que asisto á los grandes triunfos que sigues alcanzando como Director de la sabia Sociedad de Conciertos, admiración de propios y extraños.....

Con faltarle su mujer, faltole al señor Joaquín la diestra mano, y fue decayendo en él aquella ufanía con que dominaba el mostrador, luciendo su estatura gigantesca, y alcanzando del más encumbrado estante los cajones de pasas, con sólo estirar su poderoso brazo y empinarse un poco sobre los anchos pies.

Bella mujer, que la belleza igualas del "rosario" que lleno de ufanía luce en sus cuentos tan fragantes galas: Un rosario de flores bien querría. Si el que llevas al cuello me regalas ¡te prometo rezarlo cada día! LA MESTIZA ESPA

La alcanzó; la tuvo ceñida y manoseada brutalmente; la tuvo saturada por su aliento avinagrado, maculada por sus besos voraces y estuosos.... Ya se reía, con una risa sádica y proterva, una risa de victoria y ufanía.... Pero la muchacha se defendía, convulsa y desesperada, con denuedo asombroso y tenaz que centuplicaba sus fuerzas y ponía en sus ojos profundos una lumbre de sagrado furor.

Aquella tarde para todos tuve jaqueca menos para el Barón. Este acudió a la hora justa, lleno de gratitud, contento y ufanía. Parecía remozado por virtud de una poción mágica o por hechizos del amor.

En sus festividades se adornaban todos ellos la cabeza con plumas de colores: los hombres se presentaban desnudos, ó cubiertos solamente con una especie de camisa sin mangas; las mugeres vestian la misma camisa, llevaban los cabellos sueltos y se pintaban la cara de negro y de rojo á imitacion de los indios; quienes se agujereaban ademas los labios y la nariz para adornarse con argolletas: un collarin, hecho con los dientes de sus enemigos muertos en el combate, era entre tanto el adorno que ostentaban con mas ufanía.