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El pastor se metía osadamente por la abertura, no sin pronunciar alguna fórmula mágica ó sin tocar algún amuleto, y después de haber andado largo tiempo obscuro camino, se encontraba de repente bajo una bóveda de cristal y diamante; erguíanse alrededor estátuas de oro y plata profusamente adornadas con rubíes, topacios y zafiros; bastaba con inclinarse para recoger tesoros.

Antójasenos que penetramos en una catedral gigantesca de la más sublime arquitectura, en cuyas majestuosas naves no osa aventurarse sonido alguno profano; el misterio de la Trinidad, alumbrado de luz mágica, yace encumbrado en el trono del altar; los rayos que despide y que la vista humana apenas puede soportar, llenan con su resplandor maravilloso inmensas columnatas.

Méndez era recibido por el más temible de los caciques en una choza que tenía por adorno trescientas cabezas de enemigos, y los asombraba cortándose en su presencia con unas tijeras pelos y barbas, operación mágica para los indígenas. Sus curaciones de llagas y otras enfermedades le valían el respeto de un brujo, y gracias a esto pudo vivir entre los indios, avisando a Colón de sus proyectos.

Es convertir nuestro cerebro en organillo que toca diversas sonatas, según el registro que se toca, y en linterna mágica, con movimiento y todo, como la que se ha inventado recientemente, con auxilio de la fotografía, que proyecta escenas, personajes y lances, con la diferencia de que los de la linterna fueron y ya no son, y los de nuestro cerebro acaso no fueron, ni son, ni serán nunca.

Arbustos extraños, elegantes, las gorgonas, las isis, extienden su rico abanico; el coral adquiere su color rojo bajo las olas. Por espacio de setecientas leguas antes de llegar al Ecuador y por otras setecientas del lado de allá continúa la mágica ilusión. Hay seres inciertos, como por ejemplo las coralinas, que los tres reinos se disputan.

Las casas desaparecieron así, se evaporaron como tocadas por varita mágica, y lo propio aconteció con la quinta en Quilmes; respetó la estancia cierto tiempo, pero ya en la pendiente, no había más que rodar al fondo: la estancia se vendió y luego lo que pudo o mejor dicho lo que quiso, porque nadie le ponía cortapisas. Era un vampiro, siempre insaciable.

Dijole que iba a sanarla con su varita mágica y que después se la llevaría a viajar a su país, que era naturalmente el País de las Hadas, en un cochecito de marfil tirado por dos grandes mariposas azules. Pero para eso era menester que su ahijada demostrara antes que era buena...

Lo más probable es que uno abra la puerta, y entonces ¡adiós con la colorada!... El hombre más santo mete la cara en el barro y queda perdido para siempre jamás, aménObservaba Miguel que cuando el capellán describía tales escenas, nunca dejaba de traer como elemento de ellas a Petra, si bien en calidad de término de comparación; esto le hizo presumir que todo aquel desprecio que hacia ella afectaba era pura música, y que la gentil planchadora obraba sobre su corazón la misma mágica influencia que sobre otros muchos del colegio.

El hombre no tuvo otro mérito, ni tampoco se aconseja que tenga alguno; basta que diga la invocación mágica y que obre como le la gana, en la seguridad de librarse del castigo. ¡Qué gran aliciente para el crimen! Otro caso notable

Despues de empinarme sobre la punta de los piés, y de estirar el cuello; despues de esforzar á un mismo tiempo los ojos y la voluntad, alcancé á distinguir una figura, que era una especie de cuadrilátero, emblema tal vez de los cuatro elementos. Pasaron cuatro ó cinco minutos, y no sabia cómo desasirme del encanto que me tenia sujeto á las paredes de aquella mágica columna.