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Lo mismo es menester en los trabajos de los chacareros de todas especies; y, como todos son indios, es preciso poner sobre estos cuidadores otros que reparen si aquéllos cumplen con su encargo.

Si ella hubiera visto antes lo que yo tenía en el pecho, no hubiera sido menester que llegase D. Jaime para que se apartase de con horror. Yo mismo no lo veía antes. Ahora lo veo y me horrorizo.

No era menester ser un lince para comprender que doña Inés, cuando consentía que hubiese otra dama en su tertulia, y aun gustaba de ello, era porque había decidido y decretado casarla con su padre, don Paco.

Menester era arrojarlo pronto, dar merecida satisfacción á su orgullo y recobrar la prístina grandeza y majestad á los ojos de todo el mundo y á los de mismo.

En todas estas damas subsiste aún la esencia de la mujer cordobesa; pero sería menester ahondar y penetrar demasiado para descubrir esa esencia al través de tantos aditamentos extraños y de tantas exterioridades postizas.

Desde que murió tu padre en la guerra contra los carlistas, yo no escribo sino las cuentas. Con buena o con mala letra, es menester que escribas la carta; yo te la iré dictando. Hoy todavía no. ¿Es acaso puñalada de pícaro? ¿Quién nos corre? Antes de dar un paso tan importante, conviene que lo medites y consultes con la almohada. No es mucho veinticuatro horas de término. Hoy no escribo.

No quiero hablarte de su hijo, porque antes ya eludiste esta cuestión y además actualmente viaja por el extranjero. Tío, no es menester que le diga que, cualesquiera que sean las personas que me designe... Bien; pero sepamos antes si tienes que decirme algo contra las que acabo de citarte. ¡De ningún modo! Dios es sabedor de que después de usted son las que más merecen mi cariño.

aquí cómo el testimonio de los sentidos se funda en algun modo sobre la conciencia; pero no nace de ella sola, sino que ha menester el instinto natural que hace formar con toda seguridad el juicio.

El Visorrey, vista la orden de S. M., avisó al Maestre para que toviese en orden las galeras y gente que había de servir en la jornada, y por su parte entendió en buscar dinero para las provisiones que eran menester, y para pagar los soldados españoles de la isla, que se les debían catorce pagas, y para hacer de nuevo gente envió á Caldes, caballero de la Orden de Santiago, á Nápoles, á demandar la gente y artillería que le habían de dar.

-Si todos los que bien se quieren se hubiesen de casar -dijo don Quijote-, quitaríase la eleción y juridición a los padres de casar sus hijos con quien y cuando deben; y si a la voluntad de las hijas quedase escoger los maridos, tal habría que escogiese al criado de su padre, y tal al que vio pasar por la calle, a su parecer, bizarro y entonado, aunque fuese un desbaratado espadachín; que el amor y la afición con facilidad ciegan los ojos del entendimiento, tan necesarios para escoger estado, y el del matrimonio está muy a peligro de errarse, y es menester gran tiento y particular favor del cielo para acertarle.