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La navegacion que hizo Villarino fué en la estacion mas contraria. Los cuarenta y cinco dias que se detuvo en el Choelechel, esperando víveres para continuarla, le atrasó el tiempo, de modo que cuando llegó á la confluencia que hace el Diamante con el Rio Negro, habian bajado las aguas, en términos que causaron lo penoso de su navegacion.

Dia 7. Al salir el sol seguí mi marcha para el Rio Diamante, distante 5 leguas: llegué y acampé en él á las diez y media de aquel; y distribuyendo racion á la gente, segui para el rio Atuel, distante 16 leguas, que fue forzoso andar de trasnochada, por no haber donde refrescar la gente, ni pastorear los animales. Dia 8.

Siga usted escribiendo: «Me gustas mucho», «Necesito veinticinco luises para mi costurera», «Tengo gana de ese sombrero tan bonito», «Querría un hermoso diamante para el día de mi santo», «Tengo sentimientos religiosos»... ¡Esto es muy importante...! «Soy de buena familia», «No sea usted brutal», «Hoy es imposible; pero dentro de tres días seré suya», «Esta noche tengo mucho apetito»... Y luego: «Siento mucha sed»... Y después: «Págueme el coche»... A continuación: «¡Qué bien sabes besar...!» «¡Cochinillo mío...!» «¡Nunca me quisieron así...!»

Zadig fué rey y feliz, no olvidándose de quanto le habia enseñado el ángel Jesrad, y acordándose del grano de arena convertido en diamante: y él y la reyna adoráron la Providencia.

JUAN BAUTISTA DIAMANTE fué caballero del hábito de San Juan de Jerusalén y poeta dramático, muy aplaudido, á mediados del siglo XVII. Una parte de sus obras dramáticas se publicaron en Madrid, en colección, en los años de 1670 y 1674 . Encuéntranse entre ellas comedias de todos géneros, y aunque contienen mucho frívolo y mediano, merecen, sin embargo, fijar nuestra atención.

Las pequeñas Dos hermanas, formando el vértice del triángulo que cierran Banton, Bantoncillo, Simarra y Maestre de Campo, se destacaban perfectamente ante nuestra vista, como asimismo los pequeños islotes llamados Tres Reyes y el Diamante, azotados constantemente por las encontradas olas, efectos de las corrientes y las notables resacas que refluyen su influencia desde las costas de Marinduque.

Y esto sucede a doscientos pasos de la Universidad.... Y yo llevo veinte años en la Universidad sin haberme enterado.... Este hombre desconcertante e inaudito, ¿es un humorista? ¿Es un genio lóbrego, en bruto, como la piedra diamante escondida en el seno de la tierra? ¿Es un loco?» Y el buen Estudiantón se hacía un lío.

Yo creo que podria emprenderse, aunque no sin muchos trabajos, dirigiéndose desde la Capilla á la Laguna de Salinas, y siguiendo hácia al O 5° N del mundo, y andada la distancia de 50 leguas, se pasará el Diamante.

Entre estos dos rios, esto es, entre el Diamante y el de San Pedro, habitan unos indios llamados Diamantinos, gente de que los mas de ellos son cristianos, que se huyeron de los pueblos españoles, por las violencias de los encomenderos. Son estos indios muy labradores, y serán en número de 400.

Era algo enorme y transparente que se había interpuesto entre los dos. Se veían, pero sin poder tocarse: estaban separados por una distancia dura y luminosa lo mismo que el diamante, que hacía inútil todo intento de aproximación. Cinta no sonreía nunca. Sus ojos estaban secos, esforzándose por no llorar mientras el marido permaneciese cerca de ella.