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El trayecto desde el Ministerio a Palacio, la nada corta escalera de Damas eran campo suficiente de un saludable ejercicio; y si además salía con D. Francisco o su mujer a dar cuatro vueltas por la magnífica terraza que rodea el patio grande, ya tenía asegurado un mediano apetito para la hora de comer.

Afortunadamente, al chocar con los puntales se partió en dos o tres fragmentos, y Salvador no recibió en su cabeza sino uno de estos, que produjo un mediano porrazo, rozándole después la cara.

Cualquier mediano observador de sus costumbres políticas os hablará de cómo la obsesión del interés utilitario tiende progresivamente a enervar y empequeñecer en los corazones el sentimiento del derecho. El valor cívico, la virtud vieja de los Hámilton, es una hoja de acero que se oxida, cada día más olvidada, entre las telarañas de las tradiciones.

Tanto valdría, en vista de los adelantos modernos, inferir, no ya que un tratado fundamental, sino que la más compendiosa cartilla de agricultura vale mil veces más que las Geórgicas. Las Geórgicas quizás no enseñan sino simplezas y errores, mientras que estudiando la cartilla puede cualquier sujeto entendido convertirse en agricultor más que mediano. Pero el arte no se propone tal fin.

Uno de los talentos mas sobresalientes que he conocido en lo tocante á ciencias morales y políticas, le considero mucho ménos que mediano con respecto á las exactas; y al contrario, he visto á otros de feliz disposicion para adelantar en estas, y muy poco capaces para aquellas.

Para desvanecer esta equivocacion, basta observar que los objetos que se ofrecen á nuestro espíritu son de órdenes muy diferentes, que los medios de que disponemos para alcanzarlos nada tienen de parecido, que las relaciones que con nosotros los unen son desemejantes, y que en fin la experiencia está enseñando todos los dias que un hombre dedicado á dos clases de estudios resulta sobresaliente en la una, y quizas muy mediano en la otra; que en aquella piensa con admirable penetracion y discernimiento, miéntras en esta no se eleva sobre miserables vulgaridades.

Parece, pues, lo verosímil que los tres retratos estuvieran pintados cuando hizo Velázquez el de Felipe IV, y que, para hermanarlos con éste, los retocara ligera y bravamente, dándoles, en particular al de Felipe III, un aspecto grandioso que no tenían: con lo cual, las que hoy serían obras poco interesantes, lo son muchísimo, pues en ellas se ve cómo el genio, con poco esfuerzo, convierte en superior lo que, a duras penas, era mediano.

La palidez de Sola se disipó como un velo que se rasga dejando ver la claridad que encubre, y así fue, por modo parecido al brusco descorrer de una cortina, como se encendió en ella un rubor vivísimo. Echándose a llorar, murmuró estas palabras: Es verdad, señor. Usted es más bueno que los ángeles. El de Boteros estuvo callado un mediano rato contemplándola.

Entonces el oso mediano levantó su plato y gruñó: ¡Alguien ha probado mi sopa también! Por último el oso pequeño levantó su plato y gritó: 60 ¡Alguien ha probado mi sopa y se la ha tomado! Entonces fueron todos al otro lado del cuarto a sentarse en sus sillas. Primero el oso grande probó su silla y bramó: ¡Alguien se ha sentado en mi silla! Entonces el oso mediano probó su silla y gruñó: 65

Perdí una clase más; compré pastas; hice un te mediano, ¡lo confieso!, y ella no vino... Tampoco vino a la otra semana. Estamos en el cuarto lunes, y ya verán ustedes cómo brillará siempre por su ausencia.