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Y no por falta de prisa, en verdad, que por no detenernos las habíamos dejado la mitad de lo que ellas se tenían dentro, y nos las comimos las más como se las traía hechas el cochino en la barriga.

Más os prefiero así que convertidas en señoras tramposas, que pierden hasta su honor por engañar al mundo. Y en cuanto a ese Rafaelito, o estudiará, haciéndose hombre de provecho, o lo arrojarás de tu casa.... Porque eso , hija mía: ¡yo no mantengo pigres! Al anochecer murió Juanito. La válvula vieja y gastada que parecía mugir dentro de su pecho fue aminorando lentamente el fatigoso movimiento.

En otras ocasiones, pedía el marqués, corriendo, mil duritos para salir de un apuro. «Tómalos de un comerciante de Málaga escribía a D. Acisclo , prometiendo pagarlos en aceite dentro de dos meses, que será la cosecha».

Cuentan Jacinta y su criada que al verse dentro de la reducida, inmunda y desamparada celda, y al observar que el llamado Platón cerraba la puerta, les entró un miedo tan grande que a entrambas se les ocurrió salir a la ventanilla a pedir socorro.

12 Cuando hubieres acabado de diezmar todo el diezmo de tus frutos en el año tercero, el año del diezmo, darás también al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda; y comerán por dentro de tus puertas, y se saciarán.

Manos Duras quedó pensativo, añadiendo luego con una sonrisa cínica: No he querido quedarme ahí dentro, porque vos comprenderás, hermano, que es muy expuesto estar á solas con una buena moza así... Te diré que hay otra que me gusta más, y espero verla muy pronto.

Para dar una satisfacción al mundo, a la opinión pública, desde los quince a los dieciocho o diecinueve, se representa la farsa piadosa de hacerles ver el siglo... por un agujero. Esta manera de ver el mundo es muy graciosa, mi señor don Fermín. ¿Recuerda usted el convite de la cigüeña? Pues eso. Las niñas ven el mundo, dentro de la redoma, pero no lo pueden catar. ¿A los bailes?

Así se lo prometía Currita a todas horas, y así se lo había prometido la noche antes el marqués de Butrón, el astuto viejo que barría para dentro en los tiempos de desgracia, mientras no llegaba la hora de barrer para fuera, que sería seguramente la hora del triunfo.

La belleza de esta mujer, pura y perceptible en sus detalles, es completa en el conjunto exterior por su gracia natural, y en el interior por aquella belleza de alma que parece iluminar los cuerpos por dentro. Esta mujer se encuentra medio vuelta de espaldas sobre su asiento, y sostiene en sus brazos a una niña que duerme tranquilamente.

Observaba Orellana cuidadosamente sus movimientos, y certificado que no podia resistir al enemigo en la campaña, determinó defenderse dentro de la villa, y esperar en ella al enemigo.