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O, ¿qué compañía la luz con las tinieblas? O, ¿qué concordia Cristo con Belial?... ¿Qué parte tiene el fiel con el infiel?... Por tanto, salid de en medio de ellos y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo que es inmundo».

El mismo poeta de Les fleurs du mal, explica en el prólogo de las obras de Edgar Poe la causa de la embriaguez del bardo del Horror de una manera clarividente: «Poe no bebía con placer: bebía bárbaramente, como si quisiera matar algo dentro de él mismo». Y después: «Poe creaba personajes terribles o grotescos en medio de una tempestad de alcohol, y para volver a encontrarlos recurría a la bebida.

Y en medio de ser aquella tierra tan difícil de cultivar y tan dura á recibir la semilla de la palabra divina, pues aunque trabajaba mucho recogía muy poco fruto, con todo eso no levantó las manos de la labor hasta que le llamaron los Superiores para ser operario en el Colegio de Tarija, donde tuvo campo en qué ejercitar su celo, con menos trabajos, pero con más fruto.

Rindiose Teruel, según dice el P. Traggia, el día negro de Santa Cruz 1365 Miércoles al medio día por tracto malo et falso.

Iba también a aquel corrillo Aparisi el concejal, a quien tenían ya medio trastornado los apóstoles, Pepe Samaniego, que no se dejaba embaucar, y Dámaso Trujillo, el dueño de la zapatería titulada Al ramo de azucenas, que todo se lo creía como un bendito, y a solas en su casa hacía experimentos con una banqueta de zapatero.

Una noche, como de costumbre, Lucía le mandó que se fuese al escondite para arreglar con Carmen las cuentas del día. Le parecía esto un excelente medio para disimular y evitar sospechas. Tiró en seguida de la campanilla, y habiendo acudido al instante Carmen, se puso con todo sosiego a tomarle la cuenta.

Gastamos en este viage año y medio, sin hacer otra cosa que pelear continuamente, y cautivamos 12,000 indios, indias y muchachos, que los forzábamos á que nos sirviesen como esclavos, y yo tenia cincuenta.

De la hambre fatigados, Sin medio de algun remedio, Tal muralla y foso en medio, Pocos, y esos encerrados. Pues como veo llevar Mis esperanzas del viento, Ando triste y descontento Ansi qual me ves andar.

Dicen las historias que aquel rey glorioso tuvo muy regalados y agasajados en su corte, para mayor ostentación y brillo, a más de cuatrocientos poetas: cosa que aturde y pasma, sobre todo en el día, cuando críticos tan juiciosos e ilustrados como Clarín apenas conceden que tengamos en España dos y medio.

¡Polaina! exclamó Diógenes . ¿Y a qué es el duelo?... ¿A tijera o a aguja?... Algo parecido anda de por medio replicó Gorito.