United States or Grenada ? Vote for the TOP Country of the Week !


En el mes de Enero fueron ejecutados los siete mancebos en la Plaza de San Francisco, escribiendo D. Diego Ignacio de Góngora en el manuscrito que está en la Colombina, estas palabras sobre el suceso, que no creo se pondrán en duda: «Este hecho lo referían así mis padres y mayores que lo vieron: y decían que había causado mucha lástima y compasión en Sevilla, porque la poca edad de los supliciados daba prueba manifiesta del ningún fundamento y sustancia del delito y de la acusación.

Dirígese, pues, en apariencia, á Isabel, escribiendo los versos que siguen: Aunque amante me juzguéis De otro gusto, y como ingrato Me presumáis todo olvido, Yo soy vuestro y no os agravio. El Rey suspira, Isabela, Celoso como indignado, Porque ignora que disculpa Mis desvelos amor casto.

Clara miraba al joven con expresión que tenía algo de afirmativa. Yo no dijo al fin. El pobrecito padece mucho. Yo también padezco de verle. No está nunca alegre: á veces creo que se me va á morir en un arrebato de ira. Pasa las noches leyendo libros, escribiendo cartas, y á veces habla consigo mismo como ahora.

Una mujer y un señor mayor le salieron al encuentro; pero D. Rodriguín no supo darse cuenta de lo que le dijeron, porque extenuado de fatiga y perdidas las fuerzas, se arrojó sobre un montón de ropa blanca. Dejémosle allí. El Padre Gracián estaba tranquilo en su celda escribiendo algunas cartas, cuando sintió el tumulto.

Más de una hora llevaba ante la mesa escribiendo sin cesar, conversando pluma en mano con su Augusta, con toda la familia que vivía en Cassel. Mejor era que se llevase lo suyo este hombre bueno, que los otros oficiales altivos, de voz cortante é insolente tiesura...

En cuanto se le fue el enojo, Miguel se rió de la gansada de su amigo y no volvió a pensar más en ella. No obstante, se la hizo pagar con algunas bromas; era la menor venganza que podía tomar. Te participo, amado Mánchester, que si no me das un fósforo, divulgo el secreto que hace años te tengo guardado decía sin levantar la cabeza de las cuartillas que estaba escribiendo.

Ni dinero ni casa, y la pobre compañera enferma, sin otra esperanza que dar a luz su hijo en medio de la calle. La Mariposa repetía con tono estupefacto: ¡Y yo que te creía con posibles, Isidrín!... ¡Y yo que me figuraba que ganabas el oro y el moro escribiendo en los papeles!... Pero su asombro no fue de larga duración.

Miren ustedes, ¡aquí está el P. Camorra! dijo Ben Zayb á quien le duraba todavía el efecto del champagne. Y señalaba el retrato de un fraile delgado, con aire meditabundo, sentado junto á una mesa, la cabeza apoyada sobre la palma de la mano y escribiendo al parecer un sermon. Una lámpara había para iluminarle. Lo contrario del parecido hizo reir á muchos.

Y Maltrana imitó los gestos de escándalo de las señoras: «Un hombre tan serio y distinguido... siempre con sus libros o escribiendo... y de pronto se lanzaba a "flirtear" sin recato alguno... ¡Hasta con Nélida, que casi podía ser hija suya!... Fíese usted de los hombres. ¡Todos iguales!».

La política trae consigo muchos disgustos... Pero en España no hay otro camino mejor para arribar á los altos puestos y hacerse hombre en un momento. ¡Cuántos que hoy son grandes personajes y se sientan en la poltrona andarían por su tierra escribiendo pedimentos y dando consultas á peseta si no hubiesen metido la nariz en la política!... La verdad es, querido, que el que no anda se queda atrás, y sólo la ocasión hace al hombre, y el que no la aprovecha es un tonto.