United States or Cameroon ? Vote for the TOP Country of the Week !


Pero dejándonos de bromas y ya que hablábamos de vuestro sobrino, ¿cómo ha pasado la noche ese valiente joven, señora María? ¡Qué! ¿conocéis á mi sobrino, tío Manolillo? ¡Bah si le conozco! ¿pero no habéis oído, señora María, ó es que tanto os interesa tener limpias las sartenes, ya que no podéis tener limpia la conciencia?

Algunas bromas de Tiburcio, dichas sin duda irreflexivamente y para reír, ofendían y herían a Morsamor en lo íntimo de su conciencia y le ponían de un humor de todos los diablos.

«Hoy me vas a examinar bien... le dijo su primo . Figúrate que soy un desconocido que se te presenta en tu consulta. Déjate de bromas conmigo, y no me ocultes la verdad. Mira que te desacredito, si no lo haces así». Bueno, hombre, descuida; te registraremos en toda regla replicó el médico sonriendo y sentándose junto a él . ¿Te has cansado mucho? ¿No me ves? También es gana de hacer preguntas.

Era cierto que aquel mocetón, frío, espiritual y fastidiado, le había intimidado siempre; sentíase inquieta cuando se le acercaba en su salón. Creyó recordar, sin embargo, que siempre la había tratado con una cortesía excepcional, dispensándola de las bromas burlescas con que gratificaba a las demás mujeres. Halagábala el pensar que era respetada por aquel libertino.

Porque D. Narciso, que a causa de su ministerio no podía autorizarse bromas referentes a las relaciones de sexo a sexo, se creía con derecho a soltar las más asquerosas acerca de otras miserias del cuerpo humano. Y las damas ¡caso extraño! las reían y celebraban cual si fuesen ingeniosidades y agudezas portentosas. Dos años después de llegado a la villa había tenido un fracaso.

Fue después una satisfacción íntima, pronto voluptuosa inquietud al advertir que, cuando le daban bromas con él, Adriana ya no reía.

No haga V. caso: nunca he soñado en bailar; pero menos ahora que me encuentro en tan agradable compañía. La chica estaba tan asustada todavía, que no supo dar las gracias. Adivinando su inquietud nuestro joven, prescindió de las bromas habituales en él y comenzó a tratarla con más respeto.

Ya que nuestro joven la encontró mejor dispuesta, comenzó a dirigirle a menudo la palabra, tuteándola, por supuesto, como hacen los señores de la ciudad con las chicas campesinas, inventando algunas bromas para hacerla reír, y procurando por todos los medios imaginables captarse su simpatía, aunque dejando aparecer lo contrario.

Supongamos que hay lo que yo creo que no hay... Podría ser... Entonces mi querida rata se pondría a roer en un rincón del cielo para hacer un agujerito, por el cual me colaría yo...». Y nos colaríamos todos indicó la hermana de Moreno, gozosa, pues le hacían mucha gracia aquellas bromas.

Y comenzaba a charlar alegremente o traían un cuaderno en que había copiado versos, algunos en francés, y éstos ella exigía que los leyese Adriana, porque los decía con una admirable pronunciación. Generalmente las Aliaga charlaban con volubilidad, proyectaban viajes, sin propósito ninguno de realizarlos y se daban bromas con jóvenes a quienes no veían desde largos años atrás.