United States or Italy ? Vote for the TOP Country of the Week !


Nuestra familia, y la vuestra, porque en ella acabáis de entrar, se componía hace cuatro años: de mi padre Ignacio Soldevilla, coronel de infantería española, encanecido en los combates, de mi madre doña Violante de Saavedra, hija de un mayorazgo de la montaña, y de .

El fuego de aquel lugar de maldición era tan intenso, «que una sola centella reducía á polvo una piedra de molino; si caía sobre un globo de bronce lo derretía al punto, como si fuese de cera, y si en un lago reducido á hielo, lo hacía hervir en un instanteLos condenados sentían este fuego en el cerebro, los dientes, lengua, garganta, hígado, pulmón, entrañas, vientre, corazón, venas, nervios, huesos, médula de éstos, sangre y hasta en las potencias del alma», y después de la horripilante enumeración, San Ignacio preguntaba al alma del pecador con quién deseaba irse, si con Dios ó con el Demonio. ¡Ah, mísero Luzbel; ridículo pazguato que ofrecía con torpe malicia las cortas felicidades de la tierra á cambio de una eternidad de tan horrible fuego!

Aunque no fuese todavía muy remota la hora meridiana, estaba el aposento casi obscuro, tal era al exterior el aguacero y el negror del cielo. No ha almorzado usted, Lucía recordó de pronto Artegui, levantándose . Voy a decir que le traigan a usted el almuerzo aquí. ¿Y usted, Don Ignacio? Yo... almorzaré también, abajo, en el comedor. Es ya muy hora. Pero ¿por qué no almuerza usted aquí, conmigo?

Es una especie de federalismo religioso que no sale de los templos, ni pretende dominar al Estado y dirigir las familias. ¿Pero hablar de libertad absoluta en este país, que es famoso en el mundo por la Inquisición y por ser patria de San Ignacio?... Llevamos sobre las costillas cuatro siglos de tiranía clerical.

A algunos mataron en el Colegio Imperial de Madrid contestó el lego. El hermano Garrido era modesto, y se calló la revelación, no haciéndola pública hasta después que llegó aquí la noticia de los asesinatos.... Era muy humilde el hermano Garrido. Por esto será algún día un santo más de nuestra Orden. Había terminado la visita á la casa de San Ignacio.

En el atrio, un mendigo se le aproximó, con esa solicitud de todos los parásitos que viven á la sombra de un monumento frecuentado por viajeros. De una barraca, situada junto á la escalinata, en la que se vendían fotografías y objetos piadosos, salieron corriendo dos chicuelas para ofrecerse igualmente. ¿El señor deseaba ver la casa de San Ignacio?...

Volvieron tres veces más, hasta que la última noche un estampido demasiado cercano los puso en guardia. Mas coincidiendo esta aventura con la mudanza de Fragoso a San Ignacio, los perros no sintieron mucho. Fragoso había logrado por fin trasladarse allá, en el fondo de la colonia.

Harto merece ser traducido todo lo que él dice de los jesuítas y de su fundador; pero, á fin de no ser prolijo, me limitaré á traducir algunos trozos. «Ignacio de Loyola en la gran reacción católica tuvo la misma parte que Lutero en el gran movimiento del protestantismo.

Vió al mismo monte subtropical secándose en los pedregales, y sobre el brumoso horizonte de las tardes de 38-40, volvió a ver el sol cayendo asfixiado en un círculo rojo y mate. Media hora después llegaban a San Ignacio, y siendo ya tarde para llegar hasta lo de Cooper, Fragoso aplazó para la mañana siguiente su visita.

Hablé con dicho Josengo, y otro ladino llamado Ignacio, acerca de su conversion, y me dijeron ambos, que ya habian tenido tratados con dicho Señor Arias, que en de su deseo le habian dado cuatro muchachos hijos suyos, para que los tuviese como en rehenes. Regaléles algunas cosas, y paramos en este parage, que dijeron llamarse los Caymanes: anduvimos este dia 14 leguas.