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Es más, cuando gracias a estos heroicos manejos se encontró medianamente tranquilo, tuvo serenidad bastante para decir a su vecina sin temblarle demasiado la voz: Es increíble el calor que aquí se desarrolla al llegar esta hora.

El Mediterráneo estaba tranquilo, y una brisa tibia y deliciosa rizaba sus menudas olas, cual si millones de ondinas estuviesen peinando y encrespando suavemente la inmensa cabellera del gigante dormido. Las barcas pescadoras vagaban dispersas, pareciendo de léjos como gaviotas errantes rozando apénas las espumas trasparentes y azulosas que el juego de las ondas producía.

Y con el impudor tranquilo del virtuoso que todo lo deja en casa, calculaba las fechas de sus viajes por la edad de sus ocho hijos: «Este fué á la vuelta de Filipinas... Este otro, después que hice el cabotaje en el golfo de California...»

Mi hermana me decía, señor cura, que deseaba, sobre todo, encontrar un cura que no fuera ya joven, ni triste, ni severo, un cura de cabellos blancos, y aire bondadoso y tranquilo. Y vos reunís todas esas condiciones, señor cura. No podíamos haber encontrado nada mejor. Escuchad, os ruego, mi modo de hablar.

Pero también os ha dicho que quizá sería para un casamiento demasiado tranquilo, muy poco brillante. ¡Oh, qué mala hermana! ¡Queréis creer, Richard, que no consigo quitarle ese temor; no comprende que ante todo quiero amar y ser amada! ¡Creeréis, Richard, que la semana pasada me tendió un lazo horrible! ¿Sabéis que en el mundo existe un príncipe Romanelli? , y habríais podido ser Princesa.

Un murmullo de ayes y suspiros se levantó en la obscuridad de la estancia. Algunas mujeres sollozaron. El sol acababa de ocultarse, y blanda, lentamente, las parroquias tocaban las oraciones. Era un coro, un llanto continuo de campanas cantantes, de campanas gemebundas en el tranquilo crepúsculo.

En vez de gritar como una mujer dijo a Hullin , mejor sería que me mandaras atacar allá abajo, rodeando el barranco por los pinares. ¡No queda otro recurso, con mil demonios! replicó Juan Claudio. Y algo más tranquilo añadió: Oye, Marcos, te aborrezco hasta la muerte. Habíamos vencido, y por tu culpa todo está como antes. ¡Si se frustra tu ataque, los dos nos cortaremos la cabeza!

Son proposiciones que le hace un empresario amigo mío. Vaya usted tranquilo. A las diez salía el tren, y aunque la estación distaba poco de la fonda, a las nueve andaba ya don Juan paseando su impaciencia por el andén, tan contrariado y en tal estado de ánimo, que si en aquellos momentos hubiese aparecido ella, se la lleva consigo.

Le veía acostarse y dejándole al cuidado de su antigua ama de gobierno, salía con el espíritu tranquilo, é iba al teatro ó á las sociedades, pero jamás se retiraba tarde, atraído por el recuerdo de aquel muchacho tan débil y que tan preferente lugar había tomado en la vida de su tutor.

»Afortunadamente la reacción fue tan rápida, como el golpe. Con semblante tranquilo y disimulando mi tristeza, subí la escalinata y penetré al salón. »Al verme, se levantaron los dos. Besé a mi hija en la frente, y estreché la mano a Amaury. » ¡Hijos míos! Soy portador de una nueva bastante desagradable les dije.