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El Maestrico había marchado el día anterior á Bilbao para comprar algunos regalos á la novia y, al regreso, el amante y su padre le habían esperado en el camino. Aresti oyó unos gemidos á su espalda. Entre el gentío, un minero viejo se llevaba las manos á los ojos. Antón... pobre Maestrico. ¡Matar á un hombre así! ¡Tan bueno!... ¡tan trabajador!

Con Sancho Ortiz de Rodas. Todos los que conocen las comedias de Lope de Vega, saben que Sancho Ortiz era el amante ó novio de la Estrella de Sevilla, comedia que se representaba aquella tarde, y en la que desempeñaba la parte de protagonista Dorotea. ¡Ah, , es verdad! ¡venís vestida desde vuestra casa! , por cierto.

Pronunció de una manera tan fatídica estas palabras, que Montiño se aterró; aturdido, embrollado su pensamiento, llegó á creer lo que no había visto claro; esto es: que en efecto y por una terrible casualidad, hermana de las inauditas que le estaban abrumando desde que llegó á Madrid su sobrino postizo, había matado sin quererlo, sin sospecharlo siquiera, al amante de su mujer.

Se parece a murmuró el conde con tan blando acento que apenas si llegó a los oídos de su amante. Aún más a respondió ésta en la misma voz apagada. Luego, por un movimiento simultáneo, ambos volvieron la cabeza y se miraron larga, intensamente, con amor. Te adoro, Amalia dijo él. Te quiero, Luis respondió ella.

Esa es una historia lamentable dijo la condesa . Se casó en secreto con un aventurero francés que se decía primo del príncipe de Rohan, colaborador de Dumas, enviado por el barón Taylor para comprar curiosidades artísticas, y que por desgracia se llamaba Abelardo. Ella encontró en su nombre y en el de su amante la indicación de su unión marcada por el destino.

Los celos lo dominaban todo en su ánimo con fuerza incontrastable: pensaba que su astucia y el tiempo pondrían en claro cuanto se refería al cúmulo de infamias atribuidas a su amante; pero quería saber pronto, inmediatamente, si era verdad que Pepe amaba a otra mujer: lo demás tenía a sus ojos menor importancia.

¡Un falso testimonio! si yo no supiera de seguro que mi mujer es amante del sargento mayor don Juan de Guzmán ¿por qué había de estar desesperado? ¡Don Juan de Guzmán! exclamó el padre Aliaga, poniéndose pálido ; yo conocí á un Juan de Guzmán, soldado de á caballo; ¿qué edad tiene ese hombre? Más de cuarenta años, pero aparenta menos.

Una noche, en que Jacobo la había maltratado, después de una de sus violentas y frecuentes querellas, la vi arrodillarse así delante del sillón en que su amante estaba recostado. En aquel momento me parecía verla con los codos en los brazos del sillón y la mejilla apoyada en las manos cruzadas, dirigiendo á Jacobo una sonrisa tierna y suplicante.

Quédate en paz, causadora de mi guerra, y haga el cielo que los engaños de tu esposo estén siempre encubiertos, porque no quedes arrepentida de lo que heciste y yo no tome venganza de lo que no deseo. Acabando de leer la carta, dijo don Quijote: -Menos por ésta que por los versos se puede sacar más de que quien la escribió es algún desdeñado amante.

El ángel se presenta al desolado amante y le dice que recuerde sus votos, escritos en el cielo, á cuyo cumplimiento le exhorta, ya que Helvidio ha muerto.