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30 que no reciba cien tantos ahora en este tiempo, casas, y hermanos, y hermanas, y madres, e hijos, y heredades, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna. 31 Pero muchos primeros serán postreros, y postreros, primeros.

¡Oh! ¿Qué significa esto ahora? murmuró el intendente descontento . Al fin y al cabo yo no le puedo impedir a la señora de Bruinsteen que se acerque a su hija. Marta le tomó las manos y le dijo con extremada suavidad, mirándolo con aire de cariño: Mathys, buen Mathys, todo lo podéis obtener de la condesa. Dadme una nueva prueba de vuestro afecto.

Todos hemos prosperado, Luis. A me rodea la felicidad: pero es por fuera: en todo lo que se ve.... Ahora, por dentro... por dentro cada uno sabe lo que lleva. Fué una «comida íntima» la que dió Sánchez Morueta por ser sus días. No estaban en el comedor otras señoras que la esposa del millonario y su hija.

¿La verdad? ¡Ahora la conozco! contestó con severidad el juez. Usted no es materialmente culpable, y yo no puedo mantenerle ya aquí... ¡Ah! Entonces... Pero su responsabilidad moral es mucho más grave de la que al principio confesó usted, y esa impaciencia suya me parece fuera de lugar, puesto que usted mismo podía, con una sola palabra, haber disipado mis dudas...

Puede, , afirmarse que en general era en los tiempos de Colón la jarcia de más mena que ahora. Las velas no se aferraban por alto; arriábase siempre la verga, mas de todos modos tenían que apoyarse los marineros en un marchapié, imprescindible en la cebadera. Tenía brazalotes y brazas dobles la verga mayor, en las otras vergas eran las brazas sencillas.

Una pareja de guardias de caballería permanecía al lado de la verja del jardín manteniendo el orden en los coches, ayudada de algunos agentes de orden público. El guardarropa, construído nuevamente, era una estancia lujosa donde todo estaba prevenido para que los magníficos abrigos, sereneros o salidas de baile, como ahora se nombran, no sufriesen el más mínimo desperfecto.

¿Qué es esto? ¿Qué pasa? dijo el Comendador. ¿Dónde ha estado V. hasta ahora? ¿Dónde he de haber estado? En casa de Doña Blanca, donde hice mal y remal en introducirte traidoramente. ¡Buena la has hecho! ¿Qué demonios te aconsejaron cuando hablabas? ¿Qué dijiste á la infeliz? ¡Vaya un berrinche que ha tomado! Está mala. ¡Dios quiera que no se ponga peor!

Ocupaba un sillón en el hall de un hotel elegante de París, cerca del Arco de Triunfo. Frente á él estaba un matrimonio joven: Watson y Celinda. El paso de los años no había hecho mas que afirmar los rasgos fisonómicos de Ricardo, dando mayor estabilidad á su hermosura de atleta tranquilo. La antigua Flor de Río Negro tenía ahora una belleza estival de trato sazonado y dulce.

Pues bien, señora profirió el joven derramando un torrente de lágrimas. Para pedir ese dinero he usado del nombre del padre Laguardia. ¿No ve usted bien claro ahora que soy un perverso? Ese es un pecado, hijo, pero ya sabe usted que el justo peca siete veces al día. Si usted está arrepentido, Dios en su infinita misericordia...

Tuvimos una fiesta de Navidad muy alegre, como nadie se la esperaba. Andrés vino y dijo a mis tías: Señoras; es preciso que tengamos fiesta. En años pasados la Noche Buena estuvo para nosotros muy triste.... Ahora no ha de ser así, no, señor, porque quiero que el amito esté contento. Todo corre de mi cuenta.