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El pájaro la saludaba con sonoros castañetazos, dando saltitos y batiendo las alas, que abiertas abarcaban más de dos metros y medio. Era en su especie un individuo de notabilísimo mérito. Parecía meditabundo y pensativo, pero debía callarse muy buenas cosas.

Piénsalo, pues, bien, y si hallas en tu imaginación algún asunto adecuado a tus facultades, dímelo y hablaremos. Con estas palabras Mario quedó profundamente meditabundo. Anduvo varios días inquieto, preocupado, silencioso. Al cabo, dirigiéndose a Miguel con brusco ademán y una particular sonrisa, cuya amargura no se le escapó a aquél, le dijo de pronto: He pensado en aquello, D. Miguel.

A ti, con tu amor filial y tu virginal castidad, no se te había ocurrido pensar nunca en esto, y ahora piensas en ello por primera vez, según me revela tu rostro meditabundo. Cuanto más medites acerca de esta cuestión, más claramente verás que estoy en lo cierto, y que cuando viajan tres juntos siempre hay por lo menos dos que se aburren.

En aquel momento daban los relojes de las iglesias las diez y media. Dos horas despues, Plácido dejaba la casa del joyero, y grave y meditabundo seguía por la Escolta, ya casi desierta apesar de los cafés que aun continuaban bastante animados. Alguno que otro coche pasaba rápido produciendo un ruido infernal sobre el gastado adoquinado.

La resolución de este gran problema le agitaba a todas las horas del día y en muchas de la noche. Su labor era incesante, hasta el punto de no dejarle pensar ni sentir apenas otra cosa. Sin embargo, en los actuales momentos un suceso, al parecer insignificante, le preocupaba bastante, le tenía más silencioso y meditabundo que de costumbre.

Sánchez, que a pesar de su temperamento meditabundo y soñador no olvidaba ningún pormenor interesante, había contratado el día antes un piano mecánico. No fue obstáculo el calor para que aquella juventud florida se pusiese inmediatamente a bailar con frenesí. Un caballero tuvo la ocurrencia de quitarse la levita; los demás le imitaron.

Se había considerado un hombre valeroso que, por distinción, por sibaritismo, por refinada indiferencia, quería mantenerse al margen de las cosas que apasionan al resto de los mortales. Pero el lejano campaneo protestaba, zumbando la misma palabra: «¡Cobarde! ¡cobardeAnduvo meditabundo por el jardín hasta que llegó Toledo, pasadas las doce.

Gran confusión reinaba en la multitud, y eran vanos los esfuerzos de dos ó tres personas para poner en filas ordenadas al pueblo y dirigirle. Lázaro trató de marchar á donde debía; pero tuvo una tentación, que le hizo detener meditabundo y preocupado. Al ver aquella multitud, su imaginación, abatida y exánime desde la singular escena del café, volvió á remontarse tomando su acostumbrado vuelo.

Oído esto, sonrió el Comendador á su sobrina; y como ya estaban en la casa, se apartó de la muchacha, yéndose algo meditabundo y ensimismado, cual si procurase resolver un difícil problema. Mientras el Comendador y Lucía tenían el diálogo de que acabamos de dar cuenta, Clara había entrado en el cuarto de su madre. Doña Blanca estaba sentada en un sillón de brazos.

He sabido todos estos pormenores por un oficial del Ministerio de la Guerra, que nos pertenece en cuerpo y alma, y no hay duda alguna, , de que la execrable orden del Ministro irá, lo más tarde, por el correo de mañana. Es un deplorable incidente dijo Salvador meditabundo ; pero no podemos negar al Gobierno el derecho de defensa.