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14 Como la grulla, y como la golondrina me quejaba; gemía como la paloma; alzaba en lo alto mis ojos: Señor, violencia padezco; confórtame. 15 ¿Qué diré? El que me lo dijo, él mismo lo hizo. Andaré temblando con amargura de mi alma todos los años de mi vida. 18 Porque el sepulcro no te confesará, ni te alabará la muerte; ni los que descienden en el hoyo esperarán tu verdad.

«¡Ay, desdichado de , que no quise creer á los Padres! ¡Qué penas, qué dolores, qué grandes é insufribles tormentos padezco por haber ofendido á Dios, sin hacer caso de su doctrina y de sus ministros que la predicaban! ¿Estos suplicios no han de tener jamás fin? ¡He de padecer y llorar eternamente, sin esperanza de alivio! ¡Felices mil veces vosotros que podéis esperar la eterna bienaventuranza, y libraros de este infinito piélago de amarguras y de las manos de los verdugos, peores que las mismas penas

Es que esta maldita venda dijo Bringas dando un suspiro , me agobia, me pesa como si fuera el bastión de una muralla... Es verdad que padezco mucho cuando me hiere la luz; pero también la impaciencia, y sobre todo la oscuridad me mortifican horriblemente... Es un consuelo ver de rato en rato alguna cosilla, aunque sólo sea la cavidad de la habitación, con los objetos confusos y como borrados; es consuelo verte, y por cierto que si no me engaña esta pícara retina enferma, tienes puesta una bata de seda... La que te dio Agustín ¿no la habías deshecho para cortar un vestido a la niña?

7 Vosotros corríais bien, ¿quién os embarazó para no obedecer a la verdad? 8 Esta persuasión no es de aquel que os llama. 9 Un poco de levadura leuda toda la masa. 10 Yo confío de vosotros en el Señor, que ninguna otra cosa sentiréis; mas el que os inquieta, llevará el juicio, quienquiera que él sea. 11 Y yo, hermanos, si aún predico la circuncisión, ¿por qué padezco persecución todavía?

Había yo pensado no molestar de nuevo a los lectores de El Liberal discurriendo y meditando sobre cuestiones estéticas con relación a las novelas; pero como padezco de cierta dolencia, que antes llamaban scribendi cacohetes y hoy llaman grafomanía, había ya redactado mi tercer artículo sobre El progreso en el arte de la palabra, y no me había atrevido a enviarle a El Liberal.

replicó Cecilia con la misma gravedad. Yo me quedo. Pero, mujer, ¡si sabes que esta incomodidad la padezco yo a menudo! Es un poco de bilis. En cuanto duerma cuatro o cinco horas estoy buena. Pues yo me quedo. Pues me obligarás a a ir enferma y todo dijo con impaciencia, levantándose.

Eso quiero yo, Ana; saber... saberlo todo. Yo también padezco, yo también creí morirme, aquí mismo... sentado ahí... donde otras veces hablábamos del cielo... y de nosotros. Ana, yo soy de carne y hueso también; yo también necesito un alma hermana, pero fiel, no traidora.... , creí que moría.... ¿Por , por culpa mía, verdad? ¿Morir por ser yo traidora, si mentía, si me manchaba?...

No cómo el mal que padezco no me sale a la cara. Apenas me alimento; apenas duermo. Si el sueño cierra mis párpados, suelo despertar azorado, como si me hallase peleando en una batalla de ángeles rebeldes y de ángeles buenos.

Prosupuesto esto, has de considerar que yo padezco ahora la enfermedad que suelen tener algunas mujeres, que se les antoja comer tierra, yeso, carbón y otras cosas peores, aun asquerosas para mirarse, cuanto más para comerse; así que, es menester usar de algún artificio para que yo sane, y esto se podía hacer con facilidad, sólo con que comiences, aunque tibia y fingidamente, a solicitar a Camila, la cual no ha de ser tan tierna que a los primeros encuentros con su honestidad por tierra; y con solo este principio quedaré contento y habrás cumplido con lo que debes a nuestra amistad, no solamente dándome la vida, sino persuadiéndome de no verme sin honra.

¡Ah! exclamó la duquesa dando un grito, y retirándose bruscamente de doña Clara. ¿Qué es eso, mi buena duquesa? dijo con gran interés el conde de Olivares. Nada, no es nada; es un accidente que padezco... caballero añadió dirigiéndose á Juan , ¿queréis darme vuestro brazo?... apenas puedo sostenerme... y sus majestades esperan.