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Ni aquí prospera nadie con las letras, ni se cruzan los libros y periódicos en continua batalla; aquí las comedias buenas no se representan sino muy de tarde en tarde, sin otra razón que porque no las hay a menudo, y las malas ni se silban ni se pagan, por miedo de que se lleguen a hacer buenas todos los días.

A menudo Visita le interrumpía para hacer comentarios, unas veces deplorando la maldad de algún personaje o alegrándose de que la heroína fuese tan simpática, otras veces vaticinando alguno de los sucesos o peripecias de que la narración les iba a dar cuenta.

Aun cuando el ardor propio de su clima meridional degeneraba á menudo en pasión incontrastable, predominaba, sin embargo, en las costumbres cuanto llevaba el sello de la galantería y del rendimiento á las damas.

Esos son demonios de mayores ocupaciones le respondió la voz : demonio más por menudo soy, aunque me meto en todo: yo soy las pulgas del infierno, la chisme , el enredo, la usura, la mohatra; yo truje al mundo la zarabanda , el déligo , la chacona , el bullicuzcuz , las cosquillas de la capona , el guiriguirigay, el zambapalo, la mariona, el avilipinti, el pollo, la carretería, el hermano Bartolo, el carcañal, el guineo, el colorín colorado ; yo inventé las pandorgas ; las jácaras , las papalatas , los comos , las mortecinas , los títeres , los volatines , los saltambancos , los maesecorales , y, al fin, yo me llamo el Diablo Cojuelo.

Y es que Don Juan no es un verdadero enamorado. Balvo, un filósofo modesto, pero muy discreto, destruye con cuatro palabras todas las apologías rimadas que se han hecho de Don Juan: «quien ama a muchas, no ama mucho; quien ama a menudo, no ama largo tiempo; quien ama con variedad, no ama dignamente». Entre los poetas y este modesto filósofo, la elección no es dudosa para nosotras.

Maneja bien las armas y se bate a menudo, semejante en eso al temerón, pero siempre con fortuna y a primera sangre; sus duelos rematan en almuerzo, y son siempre por poca cosa.

Cuando el furioso corcel quedaba rendido y jadeante, nuestro colegial veía a menudo deslizarse por el rostro de su padre una lágrima abultada que se deshacía al llegar al bigote, después de lo cual, el bravo brigadier apretaba a su hijo contra el pecho hasta descoyuntarlo, murmurándole al oído palabras amorosas.

Pero mi mujer y yo nos preguntamos muy á menudo: ¿no sabrá Luisa el vivo interés que nos inspira su desgracia? ¿No la habrá dicho nada madama Fonteral? No puedo persuadirme de semejante cosa. Dejaria madama Fonteral de ser mujer.

Concluida la comida, se diseminaban los comensales, unos a tomar café al despacho y a jugar al tresillo, otros a formar grupos más o menos animados y chismosos, y Guillermina a su sillita baja y al teje maneje de las agujas. Jacinta se le ponía al lado y tomaba muy a menudo parte en aquellas tareas, tan simpáticas a su corazón.

De aquí que muy a menudo sus conversaciones con Pedro Lobo, más frecuentes cada día, fuesen una acalorada disputa. Soliviantado el espíritu de Rafaela por la contradicción, extremaba su doctrina casi tanto como extremaba la suya el gallardo gaucho.