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En el Oriente quedaron los astrólogos para investigar el porvenir interrogando a los astros, y los nigromantes para conocer las cosas ocultas por las ciencias ocultas; en el Occidente, los exorcistas para expulsar los demonios del cuerpo de los poseídos, y los beatos para inducir a los muertos a producir bienes y evitar males para los vivos.

Simples condiciones externas, como la representación visible de milagros, la aparición de ángeles y demonios, de la Virgen María y de su Hijo, han servido también, al parecer, como en la clase anterior, para ordenar á algunas comedias en la categoría de divinas.

Y eštaba lexos de ellos un hato de muchos puercos paciendo: Y los demonios le rogaron diziendo, Si no echas, permittenos que vamos en aquel hato de puercos. Y dixoles, Id. Y los porqueros huyeron, y viniendo

Sánchez Morueta reía ruidosamente. Estás loco, Luis. Por algo tienes esa fama de original. La lectura te ha trastornado el seso. ¿A qué tanto fantasma, y dramas, é intrusos... y demonios coronados?

Daba el erudito á D. Marcos, D. Marcos al Duque, este al erudito, el cual se vengaba en la poetisa, que arañaba á todos y chillaba como un estornino, siendo tal la baraúnda, que no parecía sino que una legión de demonios se había metido en mi casa.

¿Qué demonios será? preguntó una voz al otro lado de la puerta que quedaba al pie de la escalera. ¿Te parece que lo matemos? dijo otra voz. Espera un poco; mira que si damos el golpe antes de tiempo tendremos un disgusto serio, fue la respuesta de Dechard, que con indecible placer. Siguió un breve silencio y después que descorrían cautelosamente el cerrojo.

Y se apuraron las copas, y circuló de nuevo la ventruda botella llena de vino de la bodega de los Escolapios, un caldillo rojo del llano de Cuarte, que pasaba dulcemente por el paladar, y una vez dentro, el muy traidor causaba un trastorno de mil demonios.

¡Ah, buen mozo! dijo . Esto marcha, ¿verdad? Ya no hay fiebre, ya no hay nada de peligro. Las heridas marchan bien. Debes sentir en ellas una picazón de mil demonios; algo así como si te hubiesen metido avispas bajo los vendajes. Es la formación de los tejidos, la carne nueva que escuece al crecer. Jaime se dio cuenta de la verdad de estas palabras.

13 Y echaban fuera muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos, y sanaban. 15 Otros decían: Elías es. Y otros decían: Profeta es, o alguno de los profetas. 16 Y oyéndolo Herodes, dijo: Este es Juan el que yo degollé; él ha resucitado de los muertos.

Dos familiares del Santo Oficio y cuatro soldados custodiaban a cada uno de los reos, mientras un fraile dominicano le predicaba continuamente poniéndole ante los ojos el santo signo de la cruz. Todos llevaban, a más del sambenito, el bonete trágico y burlesco, la amarilla coroza, cubierta de terribles pinturas de llamas y demonios.