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Veis cubiertas sus rocas con una á modo de capa de escabrosidades grises; mas aquello son seres animados, todo un mundo asentado allí, que queda en seco durante el reflujo, se cierra y esconde, volviendo á abrir sus ventanillas cuando el bueno del mar, su alimentador, le trae de nuevo el sustento.

Aludimos á los bailes mímicos, usados entre ellos como en ningún otro pueblo, y más perfectos también que en cualquier otro . Todos, las más veces formando serie, van acompañados de canto y animados gestos, y cada cual tiene su particular significación, relativa de ordinario á las costumbres y hazañas de los antiguos cántabros.

La exaltación de mi cabeza, el ardor de mis pasiones, mi propensión al entusiasmo, y quizás a la locura, como dices algunas veces, te han dado lugar a suponer que mis relatos serán más variados y más animados que los tuyos.

Al decir esto, la señorita Guichard señalaba á los recién casados que estaban de pie cerca de la ventana del jardín, muy cerca el uno del otro, sonrientes y radiantes, formando un precioso grupo. La joven se había quitado el velo y la corona y con el traje blanco cubierto de flores de azahar, rubia y sonrosada y los ojos animados por la alegría, era la imagen viva de la felicidad.

Prestaba su voz infantil á multitud de seres imaginarios, viejos y jóvenes, con quienes emprendía de ese modo animados diálogos.

Mientras los demás referían aventuras vulgares, sin gloria, él atento a sus pensamientos, con un codo apoyado en la mesa y la barba apoyada en la mano, fumaba un buen cigarro besando el tabaco con cariño y voluptuosa calma; los ojos animados, húmedos, llenos de reflejos de la luz y de reflejos eléctricos del vino, se fijaban en el techo.

En cambio de tres animales perdidos, ahora era dueño de millones de ellos, y éstos ¡tan jóvenes y vivaces, animados de movimientos tan violentos, tan absorbentes, rabiosos por vivir! Ese mundo infinito, de tal suerte mezclado al nuestro, que por doquiera nos rodea y está siempre con nosotros, era casi desconocido hasta hace poco.

A su paso callaban los pájaros, mustiábanse las flores, caían al suelo los seres animados, se hacía el silencio. Sus pies, invisibles bajo la túnica de crespones, hacían temblar la tierra cual si estuviesen calzados con coturnos de hierro.

A la vista del niño, cualquier viejo tapiz se puebla de seres animados. ¡Con qué sencilla fe contempla sobre los viejos y apolillados lienzos la imagen de Syrinx extendiendo aún los brazos, cuando ya está convertida á medias en grupo de cañas, Procrios echando raíces para convertirse en álamo, ó la ninfa Byblis fundiéndose en llanto, para correr eternamente en forma de fuente!

Cuando volvía pensativo, en la dirección de Hyde Park, pasando por entre los grupos animados de la opulenta calle de Oxford, me decía con tristeza: «¿De qué sirve toda esta grandeza deslumbradora, si ella es el testimonio de un malestar profundo consistente en las mas crueles y dolorosas desigualdades? ¿Es esta la civilización? ¿Es este el progreso, ó es mas bien la decadencia? ¿Esta sociedad no está en peligro inminente de una descomposición completa? ¿Este coloso que se llama Inglaterra no está minado por su baseNo encontrando fácil solucion á tales problemas, y comparando á Lóndres con los pobres pueblos de Colombia me dije luego: «! la civilizacion no es el refinamiento del bien y del mal, no es la exuberancia de prodigios, de invencíones y descubrimientos!