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Pero bien sabía que no había de pasar, que esa impresión se grabaría en mis sentidos y en mi corazón con letras de fuego, que la llama de ese instante retemplaría mi corazón durante más de una larga y fría noche de invierno, esa llama que no era sin embargo sino el reflejo de su amor por otra. Sabía todo eso y me parecía que me iba a ahogar bajo el peso de ese pensamiento.

Pasaría por esta tierra semejante a una pobre criminal a quien se lleva a la muerte, eternamente torturada por el temor de descubrirme a sus ojos y, a pesar de eso, llena del deseo de gritar mi falta al mundo entero. ¡Cómo podría dormir en ese lecho que he deseado ver que mi hermana abandonara para bajar a la tumba! ¡Cómo vivir entre esas paredes en que todavía están inscritas en letras de fuego esas palabras: «Oh, si ella muere

En los muros, entre viejas estampas, hay un cartel amarillento que dice en gruesas letras: Sumario de dos mil quinientos y ochenta días de indulgencia concedidos a los que devotamente pronuncien estas palabras: «Ave María Purísima»; y abajo, a dos columnas, una nutrida lista de obispos y arzobispos.

Si se le hubiese quitado el acento a las obras de los hermanos Quintero, haciendo que sus personajes vocalizaran todas las letras con arreglo a la prosodia oficial, los hermanos Quintero no hubiesen entrado nunca en la Academia. ¡Y dicen que la Academia está destinada a velar por la pureza del idioma!... Indudablemente, los gallegos no tenemos público.

Entretanto, dijo éste a don Simón: Tiene usted que poner dos letras a aquella persona que saludó a su amigo de usted tres meses hace, y que es pariente de la cuñada de un amigo del regente. ¡Pero don Celso!... ¡Pero don Simón!... ¡Si ni siquiera cómo se llama! ¡Diablo! ¡Ni dónde reside! ¡Demonio!... Pero no importa. Antes al contrario, es mejor así. ¿Cómo que no importa? Lo dicho.

Tiene una gorra con galones y letras. Esta noche, cuando bajé por las bujías, me encontré a la vecina en la tienda y me preguntó por el señorito. Dijo que cualquier cosa que se ofreciera... ¿sabe? Es muy amable. Ayer entró aquí a ver la casa, y yo pasé a la suya... Dice que tiene muchas ganas de hacerle a usted la visita.

Porque dicen ellos que tantas letras tiene un no como un , y que harta ventura tiene un delincuente, que está en su lengua su vida o su muerte, y no en la de los testigos y probanzas; y para tengo que no van muy fuera de camino. -Y yo lo entiendo así -respondió don Quijote.

Y estas nuestras letras serán leídas é intimadas á nuestro hermano Guardián de nuestro convento de Naga y Comisario provincial de la provincia de Camarines, para que en su vista provea lo conveniente y necesario á la expedición del presente negocio, y concluído este se nos devolverán originales con el Superior decreto que acompaña, para presentarlo al superior Gobierno.

Estaba inclinada la cabeza al anoyo; exhalaba de rato en rato hondos sollozos, y tenia en la mano una varita con la qual estaba esciibiendo letras en una fina arena que entre los céspedes y el arrojo mediaba.

Los cómicos españoles de antaño ya no entretenían como veinte años atrás; la aldea de 1862 tenía muchos detalles de ciudad; se iba mucho a Europa; las mujeres cultivaban las letras.