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Cuando su hija le participó que se había comprometido con aquel joven, se atrevió á hacer algunas observaciones. ¿Estás segura, Maud, de que el señor de Sorege es el hombre que te conviene? ¿Has estudiado su carácter y crees no arrepentirte de haberle dado tu palabra? Miss Harvey expuso tranquilamente á su padre las razones que habían decidido su elección.

Máximo dijo a su vez: Mi pobre amigo Givors, enamorado de usted, se pone a sus pies, en mi persona, para solicitar una respuesta favorable... ¿Qué debo decirle? Empiece usted por felicitarlo por la elección de su embajador respondí con una amargura que me era imposible contener. Si me decido a ese matrimonio, será ciertamente por la intervención de usted, Máximo...

, Rorró, prosiguió conmovida así entendía estas cosas tu papá; así las entendía tu abuelito. Mira; oye mis consejos, que no te irá mal. Aunque eres pobre te casarás, , porque no te has de quedar soltero, como don Román, tu maestro, ni has de ser sacerdote. Te casarás, y... ¡cuánto le pedimos a Dios que hagas buena elección!

En su concepto su apadrinado era el ofendido, y como tal tenía derecho a la elección de armas: debían, a mayor abundamiento, servirse de las espadas o pistolas que, a prevención, habían llevado Felipe y él.

El pondrá delante de los ojos de quien lo leyere, con más fidelidad y adecuación que si hubiera intervenido en los triunfos que refiere; mas a me toca decir como pueda tan pequeña obra coronar la grandeza de su autor. Fueron los demás trabajos elección de su ingenio, mas éste ha sido corona de su elección.

Pasaron cuatro días; ya no me acordaba de aquella niña, o si me acordaba era de un modo vago, como la memoria de los días risueños de la juventud. Tenía casi ultimados mis negocios y andaba preocupado con la elección del día para marcharme. Será cosa, a más tardar, del viernes o el sábado, me dije después de comer, encendiendo un cigarro y echándome a la calle.

Cuando Miguel se hizo bachiller, con la nota de sobresaliente en letras y la de aprobado en ciencias, vino su padre de Sevilla, y tuvieron una larga conferencia para tratar de la elección de carrera: el brigadier se inclinaba a la de ingeniero; pero Miguel quiso ser abogado, y aquél no se atrevió a contrariarle.

Cuando del curso de la acción no se deducía con claridad el lugar en donde ocurría, se apelaba á los demás medios escénicos, que ofrecía el arte y se podían utilizar. Su elección quedaba al arbitrio de los directores de escena, puesto que los poetas lo hacían raras veces, y sólo en los casos más urgentes.

Querido mío me dijo sin preámbulos, me ocurre una contrariedad considerable: he perdido a mi tía. ¿Qué tía? No tenía más que una, la señorita de Boivic, y aun ésta no lo era más que por benevolencia y especial elección. Era, en efecto, hermana del segundo marido de mi madre, de modo que no me unía con ella ningún lazo real de parentesco... Sin embargo...

Pero también me añadió: «si quiere». Es decir, que dejaba a mi elección tirarle o no tirarle. Tampoco se me escapó este particular. Pero supongamos que yo, en uso de mi derecho, me hubiera quedado con el clavel: ya daba al acto una significación grave, de cualquier modo que le ejecutara: callándome la boca, o explicándole.