United States or Mali ? Vote for the TOP Country of the Week !


El Emperador está separado del territorio sarraceno por un río temible y torrencial, no habiendo en él más que la puente de Mantible, guardada por el gigante Galafre; pero Guido se lanza con su corcel en la corriente, y llega así al lugar ocupado por los cristianos.

Roger vió que el corcel venía cubierto de polvo y sudor y que lo montaba uno al parecer soldado, de duras facciones y con casco, coleto de ante y espada. Sobre el arzón llevaba un paquete envuelto en blanco lienzo. ¡Paso al mensajero del rey! gritó al acercarse. Poco á poco, seor gritón, dijo el noble atravesando su caballo en el camino.

Corro más y más, y cuando volví los ojos, el águila estaba lejos, muy lejos, suspendida del aire como una mancha negra, grande como un jilguero, luego como una mariposa, después como el más pequeño insecto, y en fin, se desvaneció entre lo azul de los cielos. ¡Corre, vuela, corcel mío, el de la blanca estrella! ¡Rocas, águilas, hacedme lugar!

Y ojalá que yo saliera Primero que mis hermanos. Embrazan de nuevo las lanzas; Diego de Lara destroza el yelmo de Rodrigo Arias, pero éste, en su postrer esfuerzo, hiende la cabeza del caballo de su contrario; el corcel moribundo arrastra á su dueño, que no puede ya regirlo, fuera de las barreras.

Además, yo iba a la cita sin guitarra ni capa, sólo con un junquillo en la mano y vestido de sencilla e inofensiva americana. Nada de brioso corcel tampoco, negro, tordo o alazán. Sobre las propias y míseras piernas, que por cierto me temblaban demasiadamente al acercarme a las ventanas de la casa. En una de ellas vi blanquear un bulto, y me aproximé hasta tocar en las rejas.

Triunfaba mi amo con la mucha ganancia; y viendo cuán bien sabía imitar el corcel napolitano, hízome unas cubiertas de guadamací y una silla pequeña, que me acomodó en las espaldas, y sobre ella puso una figura liviana de un hombre, con una lancilla de correr sortija, y enseñóme a correr derechamente a una sortija que entre dos palos ponía; y el día que había de correrla pregonaba que aquel día corría sortija el perro sabio, y hacía otras nuevas y nunca vistas galanterías, las cuales de mi santiscario, como dicen, las hacía, por no sacar mentiroso a mi amo.

Siempre que se veían en un aprieto al pelear contra los indios, aparecíaseles el apóstol Santiago en su corcel blanco y luminoso, hendiendo las apretadas huestes cobrizas, lo mismo que en España había desbaratado a los infieles musulmanes. La devoción de aquellos hombres dijo Ojeda ha llenado América de imágenes prodigiosas, tantas o más que en la Península.

No pararon aquí las desdichas, y más acá de la Puerta de Hierro, ya cerca de los Viveros, el corcel de Frasquito, que sin duda estaba ya cargado del vertiginoso girar con que las bicicletas pasaban y repasaban delante de sus ojos, sintiéndose además mal gobernado, quiso emanciparse de un jinete ridículo y fastidioso.

Manejaba el hermoso corcel con gracia soberana y vestía rica túnica de seda blanca bordada de pequeñas flores de lis de oro, flotante de sus hombros luengo manto de púrpura.

Los ceramistas valencianos del siglo XVIII los habían ornado con galeras berberiscas y cristianas, aves de la cercana Albufera, cazadores de blanca peluca que ofrecían flores á una labradora, frutas de todas clases y briosos jinetes cabalgando en caballos como la mitad de su cuerpo ante casas y árboles que apenas llegaban á las rodillas del corcel.