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¡Ah, !... Ni me había fijado siquiera... Creo que me preguntaba por mi sobrinito. Está bien; pero otra vez, cuando te pregunte por tu sobrinito, procura que yo no esté delante manifestó el guapo con calma amenazadora. María quedó turbada y balbució con timidez: ¿Por qué?... No entiendo... Hijo, por cualquier cosilla te remontas... No hablemos más. Ya te he dicho lo que hace al caso.

¡Caray si pinta! contestó don Adrián sobándose mucho el codo ; y hasta creo que bien, por lo que he logrado atisbar yo y lo poco que lo entiendo... Pero aguarden ustedes, que es posible que tenga alguna cosilla de esas en el cartapacio de su atril, donde suele guardar las recién acabadas...

Cuando viniese por el estiércol ya subiría a ver a Amparito, y de paso, si no les servía de molestia, podían darle cualquier cosilla: unos pantalones viejos de los señoritos, algo de ropa blanca, pues a los pobres todo les sirve.

Es que esta maldita venda dijo Bringas dando un suspiro , me agobia, me pesa como si fuera el bastión de una muralla... Es verdad que padezco mucho cuando me hiere la luz; pero también la impaciencia, y sobre todo la oscuridad me mortifican horriblemente... Es un consuelo ver de rato en rato alguna cosilla, aunque sólo sea la cavidad de la habitación, con los objetos confusos y como borrados; es consuelo verte, y por cierto que si no me engaña esta pícara retina enferma, tienes puesta una bata de seda... La que te dio Agustín ¿no la habías deshecho para cortar un vestido a la niña?

Mis vecinas y otras muchas personas del tercero les han bajado al fin alguna cosilla, y en el portal grande están sentados en grupos. Para una tortilla hay treinta bocas; para una botella de vino cincuenta. En fin, es una risa. Baje usted y verá, verá. No hay miedo; son unos angelotes. ¿Robar? Ni una hebra. ¿Matar? Si acaso alguna paloma.

Conque en esto, consultamos el caso ayer mismo con don Claudio; y, naturalmente, nos aconsejó que viniéramos, respondiendo él de que seríamos bien recibidas... ¡Pues no faltaría más! como nos dijo el señor de Fuertes: «¿qué tienen ustedes que ver con lo que en otros tiempos hubo o no hubo entre los de arriba y los de abajo, siendo ya eso puchero de enfermo y ustedes unas señoras en toda regla, que no van a pedir a nadie media peseta para los panecillos del almuerzoConque al saber que ustedes habían llegado anoche, nos dijimos: vamos a saludarlos y a ofrecerles la casa y nuestros respetos, porque arrieros somos... y casi parientes además; y esta mañana nos echamos encima lo primero que tuvimos a mano... Porque nos gusta mucho a mamá y a andar decentes, eso , pero sencillitas, muy sencillitas, como ustedes pueden ver... lo que no quita que tengamos siempre de reserva alguna cosilla de más lujo, por si acaso truena gordo a lo mejor... Al revés que otras de aquí, que se llevan el cofre entero cada vez que se echan a la calle, ¡uff!

A diéronme la vida unas mujercillas hilanderas de algodón, que hacían bonetes y vivían par de nosotros, con las cuales yo tuve vecindad y conocimiento; que de la laceria que les traían me daban alguna cosilla, con la cual muy pasado me pasaba. Y no tenía tanta lástima de como del lastimado de mi amo, que en ocho días maldito el bocado que comió.

Iba viviendo gracias a sus corretajes en el mercado de la plaza de la Cebada: viviendo nada más. Gallardo miró compasivamente su triste pelaje de pobre endomingado. Usté querrá ver la corría, ¿eh, compare?... Suba a mi cuarto y que le Garabato una entrada... ¡Adiós, güen mozo!... Pa que os compréis una cosilla.

Pues desembuche, buena madre, dijo Cervantes, que aquí hay lugar donde quepa todo lo que en él entre; y no os abro el apetito regalándoos alguna cosilla que os contento, porque pobre ando, y tal, que por Dios que me dejaría ahorcar por dos reales.

A diéronme la vida unas mujercillas hilanderas de algodón, que hacían bonetes y vivían par de nosotros, con las cuales yo tuve vecindad y conocimiento; que de la laceria que les traían, me daban alguna cosilla, con la cual muy pasado me pasaba. Y no tenía tanta lástima de , como del lastimado de mi amo, que en ocho días maldito el bocado que comió.