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Otro lector asiduo era un joven opositor a fiscalías y registros que devoraba la Gaceta sin dejar una subasta. Era un Alcubilla en un tomo: sabía de memoria cuanto se ha hecho, deshecho, arreglado y vuelto a destrozar en nuestra administración pública.

A las seis de la tarde el huracán era deshecho. Su descripción es imposible. La pluma jamás puede llegar á estas manifestaciones de la naturaleza. El que escribe estas líneas ha recorrido muchos mares; le son conocidos los fenómenos marítimos, pero en verdad, ni en su memoria, ni en su imaginación, pudo nunca comprender el espectáculo que en los cielos y en los mares desarrolla un tifón.

Pues esto, tan trascendental como era, tuvo buen cuidado de no decírselo a su primo en el pasillo; los dos habían corrido un temporal deshecho, y allí se guarecieron manteniéndose a la capa, la mano en el timón y los ojos en el horizonte, en compañía de los fieles del escritorio, todos más o menos aporreados, renegando de las vitalicias y de su suerte.

Medianamente; horriblemente fatigado respondió el caballero que acababa de sentarse. Y adoptó una actitud tal de cansancio hundiendo la cabeza en el pecho, dejando pendientes las manos y respirando con anhelo por su boca entreabierta, que en realidad parecía deshecho por una serie de esfuerzos colosales.

M. Mignet no ha encontrado indicio que acredite este incidente más que los anteriores, ni en la Colección Birch se justifica tampoco: hay, como se verá, documentos que en una parte lo contradicen. Deshecho también este proyecto, determinó retirarse á Inglaterra á esperar su suerte á la sombra de sus antiguos protectores .

Llegó un momento, sin embargo, en que su corazón herido, deshecho, ya no pudo más. Se secaron las lágrimas repentinamente y un día en que su marido enloquecido se desbordaba en palabras ultrajantes le clavó una mirada larga, fría, despreciativa que le dejó paralizado. «Mi mujer me odia», se dijo estremecido. Y desde entonces aquella idea no se apartó de su mente.

LICANOR. Qué derrotada tormenta... FENCIS. Qué deshecho terremoto... IRENE.. Qué fantástica quimera REY.. A estos puertos, LICANOR. A estos montes, FENCIS. ¿Te trae? IRENE. ¿Te arroja? REY. ¿Te echa? Esta especie de diálogo es tan raro y poco común, que para comprenderlo bien conviene citar un ejemplo. Elegimos uno de la tercera jornada de Amar después de la muerte.

PELAYO. Señor, Fileno el gaitero; Toca de noche a las brujas Que andan por esos barbechos, Y una noche le llevaron, De donde trujo el asiento Como ruedas de salmón. REY. Diga lo que sabe desto. FILENO. Señor, yo vine a tañer, Y vi que mandó don Tello Que no entrara el señor cura. El matrimonio deshecho, Se llevó a su casa a Elvira, Donde su padre y sus deudos La han visto. REY. ¿Y vos, labradora?

Por vez primera, desde que conoció a Pepe, le parecieron enojosos e inútiles las cintas y los adornos. Su agitación tenía algo de rabia. Cuando se estaba arreglando el peinado, se la cayó deshecho y suelto sobre los hombros un rizo de su hermoso pelo, y ella, recogiéndoselo con ira, tratándolo como a gala inútil, murmuró: ¡A nadie tengo que agradar!

En los fosos, la inmaculada blancura casi cegaba la vista, y las alegres márgenes del Arga no se conocían de puro vestidas. Los árboles con sus escuetas ramas perfiladas de blanco no parecían árboles, sino urdimbres rotas de un tejido deshecho.