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En las naos del retablo de San Nicolás de Burgos, labrado á fines del siglo XV, están patentes. Don Antonio de Guevara nombra calzas marineras á las más fuertes, que se recomendaban para embarco.

Los Turcos de los fuertes, sabida la rota, los desampararon, y fueron siguiendo su Capitan vencido. Fué la presa y lo que se ganó en esta batalla, segun Montaner, de mucha consideracion. Con esta victoria comenzaron á levantar cabeza las ciudades de Asia, viendo que los nuestros habian dado principio á su libertad, que los Turcos tenian tan oprimida.

Y esto sin gritos, sin palabras fuertes, con sólo su presencia y sus órdenes breves. El viejo era el único que le hacía frente para mantener el caprichoso sistema del palo seguido de la dádiva. Le sublevaba el orden minucioso y mecánico, siempre igual, sin algo de arbitrariedad extravagante, de tiranía bonachona.

Primitivo salió corriendo hacia el interior de la casa. El chiquillo se quedó allí, solicitado por las dos tentaciones más fuertes que en su vida había sufrido.

Este indicó un precio respetable, algo como cien pesos fuertes; mi amigo le observó que era muy caro, que así no podría repetirlas. El artista, con la convicción de un zapatero de bulevar, diciendo al cliente reacio: «Fíjese en la suela», contestó imperturbable: ¡Oh!, ¡de las que yo doy, con una basta!

»Por otra parte, los bienes de mi hijo Roberto están también cargados de deudas; efectivamente, ha tenido que pagar fuertes sumas para desinteresar a sus hermanos y hermanas, y además nosotros hemos conservado sobre la propiedad una hipoteca cuyos intereses nos hacen vivir, lo mismo que a mis otros hijos.

El foso tiene puente levadizo entre uno y otro muro: grandes y fuertes puertas; y un baluarte, en donde hacen centinela los soldados. Segun los indios, el puente se levanta todas las noches. Las armas que usan son, lanzas, espadas y puñales, pero no he podido averiguar si son de fierro.

Porque es el caso que acababan de aparecer en el salón el comandante don Claudio Fuertes y otras dos personas que, por todas las señales, debían ser don Alejandro Bermúdez y Nieves, o, como dijo a sus colaterales el fiscal, después del primer vistazo a los forasteros y en su manía de poner motes a todo bicho viviente, «el Macedonio con la más guapa de las hijas de Darío».

Recibe a tu hija, y si acabó para el mundo, no acabe para ti. Retirémonos para evitarle la vergüenza de verse delante de nosotros dijo Valiente. No, queden todos aquí. Sr. D. Francisco dijo doña María al ayo traiga usted a Asunción. El ayo salió determinando fuertes corrientes atmosféricas con la violencia de sus suspiros.

Al abrigo de los fuertes se formando un pequeño poblado, llamado á adquirir gran desarrollo; las defensas y construcciones militares las constituyen: en la orilla del mar un fortín de mampostería que protege el muelle, y un almacén de madera y techo de zinc.