United States or Serbia ? Vote for the TOP Country of the Week !


...Después, embriaguez mayor todavía, la entrada en la espesura para encontrar la buena pista; el gozo de encontrarse solo con ella. La hubiera seguido así hasta el fin del mundo. Y, sin embargo, todo le decía que debía huir de la peligrosa sirena... Su razón le gritaba: «¡Detente!... no vayas más lejos. El espíritu es fuerte, pero la carne es débil.

El mismo Conde de Essex, al ver el nublado, seguido de las quejas, reclamaciones y exigencias impertinentes de Pérez, marchó á Plymouth, haciéndolo por otro lado Bacon .

Qué fastidio, Kimble, el tener que salir en éste momento, ¿eh? dijo el squire . Bien podía haber ido a buscar a vuestro ayudante, el aprendiz... ¿Cómo se llama? ¿Hubiera podido? ¡pero para qué decir que hubiera podido! gruñó el tío Kimble, apresurándose a salir junto con Marner, seguido por el señor Crackenthorp y por Godfrey. ¿Queréis buscarme un par de zapatos gruesos, Godfrey?

Calíbar lo seguía sin perder la pista; si le sucedía momentáneamente extraviarse, al hallarla de nuevo exclamaba: «¡Dónde te mi-as-dirAl fin llegó a una acequia de agua en los suburbios, cuya corriente había seguido aquél para burlar al rastreador... ¡Inútil! Calíbar iba por las orillas sin inquietud, sin vacilar.

Lo que importa es vivir cristianamente, con la certeza de que la otra vida será mejor, ya que es obra de Dios y no de los hombres. ¡Arriba, vamos arriba! Y empujando cariñosamente al vagabundo, salieron del claustro por entre los mendigos, que habían seguido con mirada curiosa la entrevista sin poder escuchar una palabra. Atravesaron la calle, entrando en la escalera de la torre.

Dos días después, Lubimoff vió salir, una mañana, al coronel, vestido de negro. Iba al entierro de Martínez. El y Novoa, como españoles, tenían el deber de acompañar al héroe en su último viaje sobre la tierra. A la vuelta relató al príncipe sus impresiones, con una concisión dolorosa. Unos cuantos oficiales convalecientes habían seguido al féretro.

En vos confío, Fenton, dijo el barón. Si Dios nos protege hemos de vernos reunidos otra vez aquí antes de una hora. ¡Adelante! Montó el barón el blanco caballo de Don Diego de Álvarez, y salió tranquilamente de su escondite seguido de sus tres compañeros.

Además, es demasiado vieja para usted... Júreme que me obedecerá. Sólo así puedo dejarle libre. Watson juró solemnemente con una mano en alto, mientras hacía esfuerzos por mantenerse serio, y ella le sacó el lazo de los hombros. Después guiaron sus caballos en dirección opuesta á la que habían seguido Elena y su cortejo de jinetes.

Luego hubo un murmullo, seguido de una especie de ruido tumultuoso: se diría que los circunstantes, viéndose ya libres de la influencia del encanto mágico que los había transportado á las esferas en que se cernía el espíritu del orador, estaban volviendo de nuevo en mismos, aunque todavía llenos de la admiración y respeto que aquel les infundiera.

Pero Sancho fue más expresivo, y empujó al pillastre, expulsándole con violencia de la acera. Instantáneamente recibió en el hombro un golpe dado con la guitarra. Los dos se hallaron frente a frente mirándose con ojos de ira. Quizás habría seguido adelante la contienda, si Gracián no dijera con voz reposada: Sancho, ¿qué es eso? Ambos entraron en el Colegio.