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El Padre Quintana Dueñas en su Singularia, obra póstuma, se alarga mas en referir los merecimientos de todos aquellos que mostraron venir de los judíos que se opusieron á la muerte de Jesus; pues dice que deberían ser honrados con entrar en las órdenes militares i con alcanzar dignidades eclesiásticas.

Lo cierto es que D. Pedro Minio, marqués de Santa Bárbara, era persona imponente en una parada, o pasando revista de inspección en los cuarteles, o dando militares gritos en las varias Direcciones que desempeñó.

La diestra de uno de estos militares se elevó hasta su visera para saludar al príncipe. Este se fijó en el color amarillento del kepis, luego en el uniforme del mismo color y la línea policroma de las condecoraciones.

Monteverde llegó á Coro en compañia del brigadier Don Juan Manuel Cagigal y otros jefes militares, llevando consigo dinero, armas y demás necesario para hacer la guerra á las provincias sublevadas; y desde este momento los patriotas, no por falta de valor y decision sino á causa del menor número, fueron estrechados y acosados con mayor actividad cada dia.

En su ansia de sacrificio, quería ir á los campos de batalla, y celebraba al mismo tiempo como una felicidad ver á su amante libre de los deberes militares. Este ilogismo no era acogido por Julio con gratitud; antes bien, le irritaba como una ofensa inconsciente.

En seguida se me subió el tufo a las narices... Los militares somos así... Y dije para , entonces: Hay que cortar esto por lo sano y jugar el todo por el todo: o o yo. ¿A qué vienen esas rivalidades en que los dos se están odiando, y sin embargo, se aguantan un día y otro sin decirse una palabra? Eso lo puede hacer muy bien un paisano, pero un militar... creo yo... V. bien me comprende.

Gabriel sonreía oyendo al cadete. Son ustedes unos engañados, lo mismo que esos pobres muchachos que entran en el Seminario creyendo que les espera la mitra o una gran prebenda al otro lado de la puerta. Es la seducción que aún ejercen después de muertas las grandes cosas que fueron. Vamos a ver... aparte del resultado material de la carrera, ¿por qué son ustedes militares...?

Se amontonaban ante las tres dobles mamparas que dan acceso á las salas de juego. Todo el que perteneciese á las fuerzas de mar y tierra de cualquiera nación no debía pasar de aquí: los militares sólo podían entrar en la sala de espectáculos y el atrio del Casino.

Renovales era un hombre muy bravo; pero con esta bravura salvaje de nuestros grandes hombres de guerra: valor desnudo de conocimientos militares y de todos los demás talentos que enaltecen al buen general.

Después de hecha, encontró mal que la hicieran los militares, y en esto fundó sus críticas del suceso consumado. «Aquí siempre se han hecho las mudanzas de esa manera dijo el señor de Santa Cruz con patriarcal buena fe . Es nuestra manera de matar pulgas. Pues qué, ¿querías que las Cortes...? Estás fresco».