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Montaner con las galeras Venecianas vuelve al Negroponte, y en Athenas se ve con el Infante Don Fernando. Juan Tari general de las galeras Venecianas por órden de Tibaldo dió una galera á Montaner, para que llevase en ella sus camaradas, sus criados, y su ropa, y su persona se embarcó en la Capitana con Tari, de quien fué por extremo regalado, y servido.

Luego, ateniéndonos á esta opinion, profesada por filósofos tan eminentes como Leibnitz y Boscowich, resulta que el punto geométrico existe en la naturaleza con toda la exactitud del órden científico. La opinion que niega la existencia de los puntos inextensos, admite sin embargo, y debe admitir por necesidad, la divisibilidad hasta lo infinito.

Nuestra gente era tan poca, que ni los que estaban de guardia ni otros que habían ido á escaramuzar, pudieron resistir la furia de los enemigos, y así se retiraron con ruín orden y harta pérdida de buenos soldados que se hallaron delante en la escaramuza. Nuestra caballería no pareció nada á la de los enemigos; estúvose hecha alto sin osar salir á favorescer nuestra infantería.

Tales nos presentaríamos nosotros á los ojos de un espíritu puro, cuando hablásemos de la imposibilidad de un órden diferente del que se ofrece á nuestra sensibilidad.

En este pasaje, á mas del error relativo á la esencia de los cuerpos, hay el tránsito gratúito de un órden puramente ideal, ó mas bien imaginario, á un órden real.

Pues , señor; traemos orden de detenerle y de entregar a su padre la joven que se ha escapado con usted. Bien; estoy a su disposición. Y dirigiéndose a Rosa, que sollozaba perdidamente en brazos de Máxima, le dijo en tono afectuoso: No tengas cuidado, Rosita; nos volveremos a ver pronto. Los guardias hablaron un instante con Tomás para indicarle, sin duda, que podía disponer de su hija.

Se la había trasladado en un coche, previo dictamen del facultativo, al colegio de que era directora doña Gregoria de... hija de confesión del padre Ambrosio. Me olvidaba decir que Mustafá había ingresado también en el colegio. Di orden a mi administrador general de que pagase a doña Gregoria mil reales mensuales por la pensión de Amparo, y aquel asunto quedó para enteramente concluido.

Si en el orden literario no mostraba ninguna aplicación, en lo tocante al arte social no sólo era aplicadísima, sino que revelaba aptitudes notables.

Destruido el órden moral quedará solo el físico; cada cual pensará y obrará segun sus cálculos, pasiones ó caprichos; no habrá mas guia para los hombres que el ciego instinto de la naturaleza ó las frias especulaciones del egoismo; el individuo se convertirá en un monstruo, la familia verá rotos todos sus lazos; y sumida la sociedad en un caos espantoso, caminará rápidamente á su total aniquilamiento.

¡Orden y conveniencia! gritó el portero . Si no, en nombre de Su Majestad les echo a todos a la calle. Aquí no hay ninguna Majestad dijo D. Paco. La Majestad son las Cortes, señor esparaván afirmó con enfado un galerio. Es de los que vienen a aplaudir cuando rebuzna Ostolaza dijo otro señalando a don Paco.