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Al contrario dijo don Andrés sonriendo con sonrisa algo forzada . Quien me falta eres . Dame una cita para verte en tu casa a solas y ya verás cómo no te falto. Todo será con recato y sigilo. Nada sabrán ni don Paco ni doña Inés, y no tendrán de qué quejarse ni de ti ni de . Llegaban en esto a la plaza, después de haber bajado la cuesta.

Lloró, rogó, ofreció, aduló, porfió, y fingió Lotario con tantos sentimientos, con muestras de tantas veras, que dio al través con el recato de Camila y vino a triunfar de lo que menos se pensaba y más deseaba. »Rindióse Camila, Camila se rindió; pero, ¿qué mucho, si la amistad de Lotario no quedó en pie?

Uno dellos le respondió: -Señor, debajo destos lienzos están unas imágines de relieve y entabladura que han de servir en un retablo que hacemos en nuestra aldea; llevámoslas cubiertas, porque no se desfloren, y en hombros, porque no se quiebren. -Si sois servidos -respondió don Quijote-, holgaría de verlas, pues imágines que con tanto recato se llevan, sin duda deben de ser buenas.

Con el mismo recato y disimulo de siempre Don Carlos volvió á ver á Clara en los paseos que ésta daba con Lucía; pero la delicada salud de Clara le llenó de desconsuelo.

Bien habría en la Granera media docena de espíritus fuertes, capaces de blasfemar y de hablar sin recato de cosas religiosas; pero dominados por la mayoría, no osaban soltar la lengua.

Al fin, Baltasar fue el primero que rompió el silencio.... Habló del trabajo que le costaba venir, de lo necesario que era el recato, de que tendrían que verse menos.... Decía todo esto con acento duro, como si Amparo fuese culpable respecto de él en algo.

Narciso en lindeza, Aquiles en valentía, en música un Orfeo. Y qué recato para penar, qué constancia en el querer. A mi fe, señora, que si él no consigue hablaros una vez tan sólo, una de estas noches, mataréis con vuestro rigor al galán más gentil que jamás vieron los ojos. Eso no podría ser sin daño para mi honra repuso brusca y nerviosa Beatriz.

Desto se congojó mucho la gitana vieja, temiendo que en aquel escrutinio no se manifestasen los dijes de la Preciosa y los vestidos de Andrés, que ella con gran cuidado y recato guardaba; pero la buena de la Carducha lo remedió con mucha brevedad todo, porque al segundo envoltorio que miraron dijo que preguntasen cuál era el de aquel gitano gran bailador; que ella le había visto entrar en su aposento dos veces, y que podría ser que aquél las llevase.

Así como no le arredraban las burlas que de él pudieran hacer los libertinos, tampoco calculó jamás la honra y el provecho mundanos que su recato y demás virtudes pudieran acarrearle.

Así fue que determinó averiguar quién era y dónde vivía, y lo consiguió con discreción y recato. Dos o tres veces fue después a caballo a Churriana con disimulo, y volvió a ver a la niña, quedando cautivo de su singular donaire.