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El P. Gil quiso retirar la mano suavemente, pero la devota se la apretó con más fuerza. No... no me retire usted esta mano, padre... esta mano que tantas veces me ha absuelto de mis pecados, y que ahora ¡ay! no podrá absolverme ni sacarme del abismo en que he caído...

Al ver tantos cañones, tantos grupos de naciones vencidas, tantas banderas, tantos trofeos, parece que vemos pasar delante de nosotros una procesion de esqueletos ensangrentados.

Pero, padre interrumpió la abuela, que perdía la paciencia, ¿hacían falta tantas ceremonias en otro tiempo para casarse? Los padres presentaban un partido conveniente, y las jóvenes se casaban sin decir palabra. Nadie pensaba en estas dilaciones de que usted habla, y que no comprendo más que cuando una joven es llamada hacia Dios...

De las tres mujeres que velaban, se retiraron dos; quedó una sola, y ésta, sintiendo en su cabeza grandísimo peso, á causa sin duda del cansancio producido por tantas vigilias, tocó el pecho con la barba y se durmió. Las luces siguieron oscilando y moviéndose mucho, á pesar de que no entraba aire en la habitación. Creeríase que invisibles alas se agitaban en el espacio ocupado por el altar.

Es cierto que los traductores se encargan de salvar este obstáculo; pero por grande que sea su pericia y la conciencia con que realicen su trabajo, ¡resulta siempre tan diversa la novela traducida de la novela original, y se pierden tantas cosas en el traslado de una á otra!...

Entonces recibí tantas y tan calurosas protestas de interés, que me conmoví, Blasillo. Bien pronto el círculo se engrandeció, y todos quisieron oírme contar mi desgraciada existencia. Yo me presté a ello; siempre es dulce hablar de sus desgracias a quien las compadece, y hay en ello como una miserable coquetería que impulsa a decir: Ved cómo mi herida sangra aún.

Si viviera usted allí, mientras el niño echaba un sueñecito podía disparar media docena de tiros y traerse en el morral otras tantas perdices. El marquesito seguía fantaseando, pero esto le hacía gozar. Clara también hallaba deleite en aquellas exageraciones convenidas ya entre cazadores.

En estos momentos solemnes es cuando vemos un cuerpo elevarse sobre miles de cuerpos y una mano temblorosa extenderse sobre tantas cabezas.

Lo que más le confundía era la extraña rapidez, la fatal impaciencia con que se precipitaban sobre él tantas contrariedades, tantas amarguras, que no le daban tiempo para buscar aliento y esperanza en su inteligencia y en su corazón. Entró en la casa, y subió lentamente la escalera de la casa del siglo décimoctavo.

Tal vez algún atentado contra el Trono ó contra la vida de V.M. ¿Quién sabe? Todo se puede esperar de liberales. Alguna coalición parlamentaria, como dicen. Pensarían presentar alguna ley, y se ponían de acuerdo con la mayoría para votarla. Para eso, señor, no se reúnen tantas personas de noche, con tales precauciones y con el mayor secreto. Es que me tienen miedo dijo el Borbón.