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Pero, querido tutor dijo Amaury con acento conmovido, creía yo que la costumbre de verme a su lado y de llamarme hijo le había hecho ya considerarme como individuo de su familia, o por lo menos como digno de ingresar en ella. ¿Me habrá cabido la desgracia de ofenderle involuntariamente? ¿Me condena a alejarme de aquí por haberme retirado su estimación?

Porque es tal el respeto y el cariño, la adoracion inmensa que en siento, que, aunque el cielo me dió el dolor por vida y lo que es sufrir desde muy niño, volveria contento á empezar esta lucha maldecida, si, al ligarme á la tierra nuevos lazos, me arrullara tu acento al dormirme tranquilo entre tus brazos.

Mas le advierto que su delicadeza es superflua, porque ella misma ha confesado. ¿Qué? exclamó el Príncipe, con acento de profundo estupor. Que usted es su amante. ¿Ella ha dicho eso? dijo con otra exclamación el acusado, expresando con la voz y con la mirada la imposibilidad de creer en semejante revelación. Ferpierre guardó un momento silencio, ocupado en observarle.

Amo a los obreros, su alimento y sus costumbres y terminó con acento vehemente, mientras que sus lágrimas caían : Soy la novia de un obrero que vivirá junto con mi padre y que me ayudará a cuidarle. Godfrey fijó la vista en Nancy; tenía el rostro encendido y sus ojos dilatados le ardían.

Después se desmayó; volvió en , abrió los ojos que ya cristalizaba la muerte y pronunció con acento ininteligible estas palabras: ¡No ha venido! En seguida dejó caer la cabeza en la almohada y exclamó en voz alta y firme: Misericordia, Señor.

Es verdad; hay momentos en que... pero eso no debe ser... figuráos que yo soy la mujer más honrada y más respetable del mundo. Y qué, ¿no lo sois para ? Y tanto como lo soy; ya veréis. ¿Os habéis propuesto desesperarme? Me he propuesto que me améis. ¡Qué! ¿no os amo ya? No, ni yo os amo tampoco. ¡Cómo! exclamó con acento severo el joven, creyéndose objeto de la burla de una cortesana.

Manolo, sin soltarla, profirió en voz baja con acento apasionado: Déjamela siquiera un minuto. ¡Cinco meses hace ya que no la toco! ¡Un siglo! exclamó la tabernera con sonrisa apenas perceptible, echando al mismo tiempo una mirada recelosa á la puerta. Manolo advirtió esta mirada y, soltando bruscamente la mano, preguntó: ¿Y Velázquez? Tan bueno respondió poniéndose levemente colorada.

En esta última, el esfuerzo de la pronunciacion está repartido igualmente entre todas las sílabas, sin que el acento marque el sonido capital de cada palabra, de lo que proviene el martilleo monótono de sus versos, martilleo que Víctor Hugo ha pretendido corregir por el corte del alejandrino, asimilándolo en cierto modo á la prosa, que es lo mismo que los españoles y entre ellos Moratin y Jovellanos han hecho con el verso blanco.

Volvía otra vez aquella franqueza regocijada, de la que se hacía ella la primera víctima, y continuó bajando el tono de voz con su acento confidencial y cariñoso: Y luego, Rafaelito, usted no se ha fijado bien en . ¡Si soy casi una vieja!... Ya lo ; no necesito su advertencia: tenemos la misma edad, pero la diferencia de sexo y de vida aumentan considerablemente la mía.

A ese paso no serás por mucho tiempo simple agregado; pronto te nombrarán primer secretario en Londres o en San Petersburgo, si así te engolfas en la ciencia de los Talleyrand y los Metternich haciendo compañía a una colegiala. Señor de Avrigny contestó Amaury con acento en el cual vibraban a la vez el amor filial y el orgullo herido.