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Quien carece de fuerzas para conquistar la costosa gloria de adelantarse a su tiempo, tenga la persistente virtud de servirle: así lo he pretendido; mas él ha caminado tan deprisa, que hoy acaso parezcamos tímidos los que ayer fuimos osados. De éstos quise ser: de los que al estudiar lo pasado y observar lo presente procuran preparar lo porvenir y se esperanzan con ello.

Han pretendido algunos críticos, en particular extranjeros, que durante el período juvenil a que pertenecen las obras citadas, Velázquez imitó a Ribera, a Zurbarán y a Luis Tristán. Para darse cuenta de lo erróneo de la apreciación, basta examinar con cuidado la Adoración de los reyes del Museo del Prado.

La culpa de los desvíos de Pepita, decía mi padre, es sin duda su orgullo, orgullo en gran parte fundado: ella es naturalmente elegante, distinguida; es un ser superior por la voluntad y por la inteligencia, por más que con modestia lo disimule; ¿cómo, pues, ha de entregar su corazón a los palurdos que la han pretendido hasta ahora?

Salió pues D. Gabriel de entre esta gente Sin hacer el efecto pretendido, Que el invierno le estaba ya presente, Por dejar la guerra ha convenido. De Chuquisaca en esto el Presidente Quiñones con socorro se ha partido, En busca del Virrey va caminando, Que á Condurillo viene atravesando.

Estando, pues, por aquel lado muy alterada la laguna por el viento que soplaba, les ordenó el P. Fernández pasasen la canoa á la otra ensenada; mas sondando los indios el fondo del agua no se quisieron arriesgar á ponerse otra vez en peligro; pidióles el Padre que á lo menos le pasasen á la otra banda, lo cual también rehusaron por ser manifiesto el peligro de que la impetuosa corriente del agua volcase la canoa y él se hundiese sin poder ser socorrido: parecía azar y siniestro accidente que no sufriesen el efecto pretendido tantas diligencias y trabajos sufridos por descubrir el puerto tan deseado del Paraguay; pero no fué sino providencia singularísima del Altísimo, que no menos cuidaba de su gloria que de la vida de sus siervos, porque si nuestros Misioneros de las Reducciones de los Chiquitos bajaban á la de los Guaranís, caían en manos de los Payaguás, que habían jurado vengar la muerte de sus paisanos con la muerte y estrago de cualquier español que encontrasen, como poco después lo escribió el P. Provincial, ordenando que ninguno de los nuestros bajase por allí á los Guaranís, y que si alguno estuviese ya en camino, diese la vuelta luego á los Chiquitos.

Es también aventurado asegurar, como han pretendido algunos críticos y aficionados, que en Cataluña y Aragón imperase sólo la influencia flamenca, y en Castilla y Andalucía la italiana: aquélla se inició antes, mas luego la acción de ambas fue casi simultánea, por lo cual en las obras de algunos pintores españoles de entonces se observa que buscaban, por ejemplo, al mismo tiempo el carácter y personalidad de las figuras a semejanza de las escuelas de Colonia y de Brujas, y la impresión de color al modo de las escuelas de Siena y de Florencia.

De esta villa insigne por su maravillosa situación geográfica y por el talento de sus hijos, blanco de la envidia, no sólo de Sarrió, sino también de Santander y Bilbao y todos los demás puertos de la costa cantábrica, que en vano han pretendido humillarla; de este pueblo generoso, patriota, idealista, fue nombrado teniente párroco el joven presbítero protagonista de esta verídica historia.

El conde de Lemos seguirá en su destierro; ha sido más audaz que los otros... ha pretendido ganar la confianza de su alteza, despertando sus pasiones y halagándolas... ha sido, pues, necesario ser severo con él, y como lo he sido con él, lo seré con los demás; lo seré, no lo dudéis añadió el duque contestando á un movimiento de duda de don Rodrigo.

Han pretendido allanar la casa de Álava; han intentado asesinarle, á juzgar por la actitud de las turbas que allí se reunieron. Pero avisado oportunamente por un joven que estaba en el secreto de la conspiración, dió parte y se colocaron algunas fuerzas dentro de la casa, pudiendo evitar un horrible crimen. ¿Y dónde ha sido eso? En la plazuela de Afligidos.

Si Velázquez hubiera pretendido fijar su residencia en Italia, es verosímil que Ribera, dado el genio levantisco y el carácter dominador que le atribuyen sus biógrafos, no le mirase con buenos ojos: mas como había de saber que estaba de paso, no es absurda la suposición hecha por varios críticos de que trataría afablemente al sevillano.