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La sultana de la Andalucía se entregaba al sueño debajo de su espléndido dosel de estrellas. Dentro de su recinto, no obstante, velaba siempre el amor. Hasta el amanecer podían verse en sus estrechas y misteriosas encrucijadas algunos galanes que, como yo, yacían inmóviles, con la frente pegada a alguna reja.

La llamaban Rafaela, y por sus altas prendas y rarísimas cualidades la apellidaban la Generosa. Rafaela apenas tenía entonces veinte abriles. Era gaditana, y hubiera podido decirse que se había traído a Lisboa todo el salero, la gracia y el garabato de Andalucía. Yo la vi por vez primera, decía el Vizconde, en aquella plaza de toros.

Hay en Córdoba, como en casi toda la Andalucía, la costumbre de blanquearlas: costumbre detestable para el que pretende leer en las piedras la historia del arte y el carácter general de las naciones.

¡Una vuelta! ¡vive Dios exclamó don Bernardino , que este hidalgo debe de ser de Andalucía! Una vuelta de cintarazos añadió el alférez. Pues á verlo exclamó don Bernardino avanzando ciego de furor hacia Juan Montiño. Al primer testarazo de éste y decimos testarazo, porque no encontramos otra frase mejor , la linterna de don Bernardino cayó al suelo, se rompió y se apagó.

»Entre los cristianos que en el fuerte se perdieron, fue uno llamado don Pedro de Aguilar, natural no de qué lugar del Andalucía, el cual había sido alférez en el fuerte, soldado de mucha cuenta y de raro entendimiento: especialmente tenía particular gracia en lo que llaman poesía.

Gabriel alababa al leer esto la prudencia y la tolerancia del buen moro Abu-Walid; pero aún admiraba más, con entusiasmo de seminarista, a aquellos prelados fieros, intransigentes y batalladores, que atrepellaban leyes y pueblos para mayor gloria de Dios. El arzobispo don Martín es capitán general contra los moros de Andalucía, conquista villas y acompaña a Alfonso VIII en la batalla de Alarcos.

El viajero desciende con placer por aquellos planos inclinados, saludando á la Andalucía como una tierra de amor y prosperidad; y aunque se echa de ver que hay mucho aún que mejorar ó hacer, y que aquellas poblaciones están apénas en la infancia, se les perdona todo defecto en gracia de las cualidades que revelan.

Había que caminar horas y más horas hasta el límite de otras propiedades. Provincias enteras eran en Andalucía de un centenar de amos.

Y si no, pongo por caso: si , que estás enterado de todo, a causa de tu gran tino para la guerra, descubres lo que hace el ejército de Andalucía y llega a oídos del francés, puede aprovecharse de la noticia, y entonces... ¡Qué ha de aprovecharse, mujer, ni qué entiendes de estas cosas! Al contrario, yo quiero que el Sr. de Santorcaz vaya con el cuento. Y también en Castilla...

Esto hace que en las antiguas ciudades de Andalucía, donde la larga práctica del pais favorece la conservacion del estilo oriental, y donde por consiguiente es mas interesante y empeñada la lucha, sea mas dificil que en el resto de la monarquía distinguir y caracterizar las diversas épocas del arte monumental.