United States or North Macedonia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Caminábamos al paso de nuestras cabalgaduras; muchas veces parecía que se olvidaba él que yo le acompañaba, para seguir como adormecido el monótono andar de su caballo escuchando el golpeteo de las herraduras sobre los cantos rodados de la costa.

Población cariñosa y débil, en la que notó Bougainville el exceso del abandono, y entre la cual los mercaderes apóstoles de la Inglaterra ganan dinero pero no almas, se extingue míseramente devorada por nuestros mismos vicios y nuestras enfermedades. La dilatada costa de la Siberia estuvo habitada en otro tiempo.

¡Impostora..., bruja! grita al oir estas palabras, descompuesta y febril, la mujer del Tuerto. ¿Yo borracha! ¿Cuántas veces me ha levantado usté del suelo, desolladura? Y aunque fuera verdá, á mi costa lo sería: á denguno le importa lo que yo hago en mi casa.

Lo que me parece que puede asegurarse es que mayor sacrificio que el que hemos hecho de dinero y de sangre hubiera tenido idéntico resultado o más desastroso, porque, sobre la pérdida de nuestras colonias, los yankees hubieran podido arruinar algunas de nuestras ciudades de la costa, y causar perjuicios gravísimos a nuestra industria y comercio renacientes, sin que toda la antigua valentía española, renacida y hasta aumentada, nos hubiese servido de mucho contra enormes barcos acorazados, contra diestros marinos y contra la certera puntería de colosales cañones.

Vive a costa del hermoso Raúl y, de propina, le hace pasar por un chulo indecente... ¡Es delicioso...! LA SE

Se detuvo el patrón, algo cohibido, como si dudase en seguir su relato. ¿Y qué dijo el alemán? preguntó Ferragut para incitarle á continuar. Al enterarse de que yo era valenciano, me dijo si lo conocía á usted. Me preguntó por su vapor, queriendo saber si navegaba frente á la costa española. Yo le contesté que la conocía de nombre nada más, y él, entonces...

Los dolores fulgurantes se sucedían en continuos relampagueos, y llegaban ahora a la ingle. La atroz sequedad de garganta que el aliento parecía caldear más, aumentaba a la par. Cuando pretendió incorporarse, un fulminante vómito lo mantuvo medio minuto con la frente apoyada en la rueda de palo. Pero el hombre no quería morir, y descendiendo hasta la costa subió a su canoa.

Capítulo LII. De la pendencia que don Quijote tuvo con el cabrero, con la rara aventura de los deceplinantes, a quien dio felice fin a costa de su sudor

Porque más noble y grande, como yo mismo le dije, por ese acto, ha llevado el cumplimiento de su deber para con su país y su regia estirpe hasta el punto de contraer matrimonio con el Rey, conquistando para éste el amor de sus subditos, asegurando la paz y concordia del país a costa de su propio sacrificio.

Ojeda logró establecerse firmemente a lo largo de la costa, luchando constantemente con los indígenas. Pero fué en balde su esfuerzo de conquistar el reino chibcha, situado en la meseta.