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Astucia de los indios Chiquitos II 195 Astucia de los indios Guaycurús para apoderarse de los Misioneros II 99 Astucia de los indios Manacicas II 7 Astucia de los indios Payaguás I 188 Banquetes que celebraban los caribes Carerás con las carnes de los Morotocos muertos II 153 Bebida llamada chicha, que usan los infieles; cómo la fabrican II 69

Estos ahora también quedaron esclavos segunda vez de los Payaguás.

No sabía aún que Dios le quería dar en breve, con semejante corona, el galardón de tantos trabajos y fatigas sufridas por acrecentar su gloria y el bien de las almas. Viendo esta carnicería los neófitos, le dijeron: Padre, demos la vuelta, porque los Payaguás están enconados con nosotros y nos matarán, como lo han hecho con los demás.

Quatí, cacique de los Guaranís, toma por su cuenta la venganza del P. Arce y sus compañeros II 117 Quedan los compañeros del P. Arce esclavos de los indios Payaguás II 120 Quedan absortos los infieles al contemplar la imagen de la Santísima Virgen II 19 Quejas que dan los indios á los Padres Misioneros, porque se les obliga á cambiar de Reducción II 267

Para no ser sorprendidos de los infieles del rio, que son los Payaguás, y otra nacion que solamente se deja ver en el rio de los Porrudos, dejan siempre un soldado de centinela defendido de alguna estacada ó maleza, el cual tiene á mano muchos fusiles cargados, para poder hacer fuego si se ofreciere, mientras acuden los otros soldados.

Fueron, pues, testigos de vista de todo lo sucedido, cuatro cristianos, compañeros del P. Arce, cuyos nombres eran: Joseph Mazzabis, Jacinto Poquibiqui, Pablo Tubarí y Pedro Melchor Guarayo, que habiendo estado esclavos de los Payaguás, fueron rescatados por los Padres en el primer viaje, y en este los había llevado consigo el Padre para intérpretes de aquella lengua.

El Padre, que no deseaba otra cosa, los recibió con aquel afecto con que amaba el bien de sus almas, y procuró, con todas las industrias de un celo Apostólico, confirmarlos en aquellos buenos propósitos. Los Payaguás, para disimular mejor su traición, le suplicaron que llevase su chusma en el barco, que ellos le seguirían en sus canoas.

El día 21 encontramos un fortín con empalizada y sobre ella tres grandes cruces, y sospechando nosotros que los Mamalucos habrían hecho allí alguna de sus misiones, supimos después que esto había sido traza é invención de los Payaguás para que Dios los librase de una grande multitud de tigres que infestaban extrañamente el país.

Pasados dos meses, salió nuestro general el año 1548, subiendo el rio Paraguay con siete bergantines y doscientas canoas. La gente que no cupo en las náos, fué por tierra, con 130 caballos, y se volvió á juntar cerca del alto y redondo monte de San Fernando, distante 92 leguas de la Asumpcion, que habitan los Payaguás.

Pidió guias el capitan á los Payaguás, para ir á aquella provincia, y se ofrecieron prontos; y al punto dispuso su capitan 300 indios que fuesen con nosotros, y nos llevasen comida y otras cosas.