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Con frecuencia, los apodos se derivaban de alguna extravagancia en el traje, como en el caso de Dungaree-Jack, o bien de alguna singularidad en las costumbres, como en el de Saleratus-Bill, así nombrado por la enorme cantidad de aquel culinario ingrediente que echaba en su pan cotidiano, o bien de algún desgraciado lapsus, como sucedió al Pirata de hierro, hombre apacible e inofensivo, que obtuvo aquel lúgubre título por su fatal pronunciación del término pirita de hierro.

En esta última, el esfuerzo de la pronunciacion está repartido igualmente entre todas las sílabas, sin que el acento marque el sonido capital de cada palabra, de lo que proviene el martilleo monótono de sus versos, martilleo que Víctor Hugo ha pretendido corregir por el corte del alejandrino, asimilándolo en cierto modo á la prosa, que es lo mismo que los españoles y entre ellos Moratin y Jovellanos han hecho con el verso blanco.

La escritura es, en efecto, la que fija la lengua, pero cuando la palabra escrita puede leerse siquiera sea de dos maneras, sin que la fuerza de las letras sea suficiente para fijar una pronunciacion exacta y que no deje duda, entonces, tal escritura no puede ya pretender fijar una lengua que, como consecuencia de esto, tiene á la larga que modificarse.

Cada verso estaba dividido en cierto número de compases, á que damos todavia el nombre de pies, y cuya pronunciacion, alternada dentro de tiempos iguales, producía la cadencia que venia á herir el oido periódicamente, cualquiera que fuese la diversidad de los sonidos.

Después, cuando la significación secundaria, la de cifra, fué como aclimatándose hasta el punto de hacer olvidar en algunas lenguas el significado primitivo, el de cosa que en cada número nos proponemos buscar, entonces también se fué olvidando el oficio del numeral delante del numeral, porque ya no hacía falta, sufriendo en algunos nombres cambios eufónicos que obedecían á modos, á vicios de pronunciación y llegando á desaparecer en otros.

Doña Teresa Burguillos, feliz consorte del barbero, era un poco torpe para la pronunciación de los nombres propios, y solía llamar Aldaba al amigo y comilitón de su esposo. Era Curro Aldama ó Aldaba exaltado fontanista, de crasa ignorancia, y con aquella osadía que acompaña siempre á los necios. Se la echaba de gran patriota, y no sonaba cencerro en Madrid sin que él tomara parte en la danza.

Se dirigió a la puerta seguida de él, que en su exaltación no se daba cuenta de este cambio repentino. Continuaba hablando en español, repitiendo la misma súplica con un tuteo pasional. Y ella, por dos veces, sonriendo de las dificultades de su pronunciación, le dio la respuesta en el mismo idioma: No compregndo... no compregndo. En el antecomedor le tendió una mano para despedirse.

Toda su religion se fundaba en el temor que les infundia un genio maligno llamado Tumeké. Las circunstancias físicas de los Itenes son enteramente idénticas á las de los Moxos; sus costumbres los asemejan á los Canichanas; miéntras que su lenguage, el mas suave y sonoro de toda la provincia, contiene, á pesar de la diferencia de pronunciacion, algunas voces análogas al idioma de los Chapacuras.

Si no fuera demasiado largo, os mandaría que recitarais aquel capitulo sobre la batalla del Gránico que os hice aprender de memoria; mas para que tan escogido concurso, y especialmente este fresco azahar de Andalucía, vuestra prometida; para que todos, en una palabra, puedan apreciar la buena pronunciación de usted y su oído cadencioso, échenos cualquiera de esos romances que sabe..., vamos.

El idioma de los Itenes difiere de los otros idiomas de la provincia en cuanto al fondo y á la pronunciacion; pero algunas palabras de su dialecto y del de los Chapacuras, cuya estrecha analogía no puede ser efecto de la casualidad, me hacen creer que hubo en otro tiempo algun contacto entre estas dos naciones, sin que por esto deje de notarse una diferencia muy marcada en sus respectivos lenguages.