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Actualizado: 6 de junio de 2025
Ella era muy devota, había sido una santa y seguía en opinión de tal, porque procedimos siempre con cautela y recato.
He oído decir también que en la vergüenza y recato de las doncellas se despuntan y embotan las amorosas saetas, pero en esta Altisidora más parece que se aguzan que despuntan.
Algunos de estos veían a Juanita en la antesala, y como allí estaba sin cubrirse la cabeza y sin ocultar y dar sombra a la cara, con el mantón muy echado hacia adelante, según el recato y el beaterio lo exigen, Juanita, sin poderlo evitar, no les parecía saco de paja, y a menudo la miraban por estilo pecaminoso.
No le ocultaré, gentleman, que recientemente se nota cierta transformación en los hombres. Hay una juventud masculina que se burla de la mansedumbre de sus padres, de su falta de aspiraciones, de su esclavitud doméstica. Estos muchachos pretenden ir solos por las calles y miran á las mujeres audazmente, sin bajar los ojos ni cubrirse con el manto. Carecen de recato y de modestia.
Todo lo que el cura decía estaba escuchando, algo de allí desviado, el capitán, y notaba todos los movimientos que su hermano hacía; el cual, viendo que ya el cura había llegado al fin de su cuento, dando un grande suspiro y llenándosele los ojos de agua, dijo: ¡Oh, señor, si supiésedes las nuevas que me habéis contado, y cómo me tocan tan en parte que me es forzoso dar muestras dello con estas lágrimas que, contra toda mi discreción y recato, me salen por los ojos!
Después de largo y penoso viaje, de noche, desperdigados a fin de no infundir sospechas y con recato esmeradísimo, fueron penetrando todos en hipogeo enorme. Era un dilatado y obscuro laberinto, excavado en la tierra y a trechos en durísimas rocas: admirable labor de la tenacidad, de la paciencia y del humano esfuerzo: obra cuya antigüedad se contaba por millares de años.
Crecióles a todos el ojo y clamaron: ¡Venga el fraile norabuena! -Es hombre grave en la orden -replicó Pero López- y, como ha salido, se quiere entretener, que él más lo hace por la conversación. -Venga, y sea por lo que fuere. -No ha de entrar nadie de fuera, por el recato -dijo Brandalagas. -No hay tratar de eso -respondió el huésped-; ni criados.
De esta vez tenía en la garganta una pera de ahogo. No, señora; casada, no.... Ya sabe usted que... desgraciadamente... las aldeanas..., por aquí... no es común que guarden el mayor recato.... Debilidades humanas.
Fernando murmuró algunas excusas... Era un asunto que merecía ser pensado. Tal vez se decidiese al día siguiente. Pero ella, adivinando la falsedad de sus palabras, no quiso oírle. «¡Adiós!» Le empujó para ganar la puerta, cerrándola tras ella ruidosamente, como si ya no le importase guardar recato alguno. «¡Adiós!», contestó Ojeda al quedar solo.
Tal vez hubiera tenido más recato en su conducta si el conocimiento de sus actos hubiera podido llegar a su familia. Pero Germana estaba en Italia y la duquesa se había encerrado en su casa; no tenía, pues, nada que temer. El contraste de su nombre y de su conducta le dio en poco tiempo una popularidad entre la gente baja, que parecía ser muy de su gusto.
Palabra del Dia
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