Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 19 de septiembre de 2024


, señores decía un hombre de reducida estatura cubierto con una peluca empolvada, y cuyo vestido estaba adornado de cordones; ¡por mi parte, nada temo, y, en consecuencia, hablo muy alto!... ¿Creerán ustedes que yo, grande de España, conde de Fonseca, marqués de Priego, he hecho una antesala de dos horas en el palacio de nuestro Rey? Como yo murmuró en voz baja Carvajal.

Al atravesar una antesala, encontróse Currita un lacayo, que le presentó una carta en una bandeja de plata. Para el señor marqués de Sabadell dijo. Tomóla al punto Currita, con grande prisa, y miró el sobre; era su letra una de esas letras inglesas de mujer, de rasgos firmes y corridos, y por debajo del nombre de Jacobo, decía: Urgentísima. ¿Quién ha traído esto? preguntó.

En aquel singular regalo a Lucía, gastó Juan sus ganancias de un año. Por los bajos de la pared, y a manera de sillas, había, en trípodes de ébano, pequeños vasos chinos, de colores suaves, con mucho amarillo y escaso rojo. Las paredes, pintadas al óleo, con guirnaldas de flores, eran blancas. Causaba aquella antesala, en cuyo arreglo influyó Juan, una impresión de fe y de luz.

Apenas tuvo ánimo para dirigirse hacia la antesala. Antes que pudiese hacer una seña a la criada ya ésta había abierto, obligándole a retirarse vivamente a su despacho. Estuvo tentado a negarse, aunque ya estaba la dama en la sala. Al fin se decidió a salir, reflexionando que no había motivo racional para ello. Raimundo no tenía mucho trato de gente.

Era el intruso, que, cansado de esperar en la antesala, se había metido audazmente en la pieza más próxima. Se indignó el marqués ante tal irrupción; y como era de carácter fácilmente agresivo, avanzó hacia él con aire amenazador. Pero el hombre, que reía de su propio atrevimiento, al ver á Torrebianca levantó los brazos, gritando: Apuesto á que no me conoces... ¿Quién soy?

El viejo linajudo atraviesa la antesala y huye por el largo corredor lleno de resonancias. Todos se miran en silencio, con ojos de susto, y se acercan, uno a uno, al umbral de la alcoba que hiede a muerte. Allí agrupados dudan de entrar, como si continuasen oyendo aquellos pasos obsesos y viesen la sombra, en la sombra ir y venir. ¡Espanto en el alma me pusieron sus palabras! DO

Llegó por último la hora de partir, sin que Rafaela cediese, sin que al menos diese esperanza. Vio Rafaela al Barón de Castell-Bourdac y le encargó que fuese a buscar su abrigo. Se despidió luego de la Sra. de Pinto, y, siempre del brazo del Vizconde, se dirigió a la antesala.

Durante los dolorosos siglos de la Edad Media, el temor transformó los hombres, y este sentimiento funesto les hizo ver caras gesticulantes y ridículas, en donde nuestros antepasados sorprendieron la sonrisa de los dioses, transformando en antesala del infierno la alegre tierra que para los helenos fué la base del Olimpo.

Su desazón y sus temores se acrecentaron al ver que don Andrés se acercó a ella; la acompañó mientras bajaba la cuesta, la requebró con más fervor que respeto, le recordó los besos de la antesala y le hizo las más atrevidas proposiciones.

Pasolos dado a Satanás, porque era ciertamente ridículo para un hombre de sus ínfulas y categoría pedir la hija de un tendero de ultramarinos, y haber de esperar, como quien dice, en la antesala de la lonja, a que se dignasen abrirle la puerta.

Palabra del Dia

jediael

Otros Mirando