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Así cuando una llama prende á un vestido, el temor y el azoramiento hacen que se propague más y más, y cada sacudida, cada golpe es un soplo de fuelle que la va á avivar.

Numancia está en un lago convertida De roxa sangre y de mil cuerpos llena, De quien fue su rigor propio homicida: De la pesada y sin igual cadena Dura de esclavitud se han escapado Con presta audacia de temor agena. En medio de la plaza levantado Está un ardiente fuego temeroso, De sus cuerpos y haciendas sustentado.

Pasaría por esta tierra semejante a una pobre criminal a quien se lleva a la muerte, eternamente torturada por el temor de descubrirme a sus ojos y, a pesar de eso, llena del deseo de gritar mi falta al mundo entero. ¡Cómo podría dormir en ese lecho que he deseado ver que mi hermana abandonara para bajar a la tumba! ¡Cómo vivir entre esas paredes en que todavía están inscritas en letras de fuego esas palabras: «Oh, si ella muere

-Bien predica quien bien vive -respondió Sancho-, y yo no otras tologías. -Ni las has menester -dijo don Quijote-; pero yo no acabo de entender ni alcanzar cómo, siendo el principio de la sabiduría el temor de Dios, , que temes más a un lagarto que a

A esta objeción, había contestado el Padre Ambrosio valiéndose de un símil semejante. Así había dominado el temor del hermano Tiburcio.

Y como al presente nadie estuviese sino él y yo solos, como me vi con apetito goloso, habiéndome puesto dentro el sabroso olor de la longaniza, del cual solamente sabía que había de gozar, no mirando qué me podría suceder, pospuesto todo el temor por cumplir con el deseo, en tanto que el ciego sacaba de la bolsa el dinero, saqué la longaniza y muy presto metí el sobredicho nabo en el asador, el cual mi amo, dándome el dinero para el vino, tomó y comenzó a dar vueltas al fuego, queriendo asar al que de ser cocido por sus deméritos había escapado.

Aquel chico que tan confiada y valerosamente se proponía aprender y saber como por ensalmo, que aspiraba a poner la atrevida mano en el árbol de la ciencia, coger su fruto, que había tardado noventa siglos en madurar, estrujarle en la pujante prensa de su entendimiento, alambicar el zumo y bebérsele luego de un trago sin temor de embriaguez ni de trastorno, te confieso que me divirtió mucho y que despertó y estimuló en la antigua manía didáctica que siempre he tenido. ¿Porqué, me decía yo, no he de hacer con este muchacho el papel de Minerva o de Sabiduría personificada? ¿No podía yo darle a beber en mágico cáliz la sublimada quinta esencia de todo lo sabido hasta ahora?

Entrase. Tocase al arma con gran priesa, y á este rumor salen CIPION con JUGURTA y GAYO MARIO al tablado. Qué es esto, capitanes? quién nos toca Al arma en tal sazon? es por ventura Alguna gente desmandada y loca Que viene á procurar su sepultura? O no sea algun motin el que provoca Tocar al arma en recia coyuntura: Que tan seguro estoy del enemigo, Que tengo mas temor al que es amigo.

No había escrito a su ex-querida, aunque todos los días pensaba hacerlo, para darle cuenta de su resolución. Tanto era el temor que la valenciana había llegado a inspirarle, que la pluma caía de sus manos cada vez que la tomaba para noticiarle su matrimonio.

Una vez se lo había enseñado su primo Enrique desde la puerta alzando discretamente la cortina y mirando con temor hacia atrás para no ser sorprendido en flagrante profanación.