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26 y yo les he manifestado tu Nombre, y lo manifestaré aún; para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos. 2 Y también Judas, el que le entregaba, conocía aquel lugar; porque muchas veces Jesús se juntaba allí con sus discípulos.

«Malditos seáis... gritó la zancuda, cuando vio aquellas fachas horrorosas . ¡Pero cómo os habéis puesto así, sinvergüenzones, indecentes, puercos, marranos...!». En el nombre del Padre... exclamó Guillermina persignándose . ¿Pero has visto...?

Levántese Dios, sean esparcidos sus enemigos, y huyan delante de El los que le aborrecen. 3 Mas los justos se alegrarán; se gozarán delante de Dios, y saltarán de alegría. 9 Abundante lluvia esparciste, oh Dios, a tu heredad; y cuando se cansó, la recreaste. 10 Tu compañía estaba en ella; por tu bondad, oh Dios, has provisto al pobre.

14 y dio voces David al pueblo, y a Abner hijo de Ner, diciendo: ¿No respondes, Abner? Que ha entrado uno del pueblo a matar a tu señor el rey. 16 Esto que has hecho, no está bien. Vive el SE

Mucho has sufrido y sin un testigo de tu pena, sin un confidente de tus lágrimas, sin un sostén de tu debilidad que te gritase: «¡Animo! ¡eso que has hecho es grande y hermosoUna persona, sin embargo, contemplaba, y admiraba tu heroico, silencio.

Aquella exclamación era un grito de afecto, de entusiasmo, y a la vez de un vago remordimiento que jamás había podido desechar de . ¡Qué buena eres! ¡qué buena eres! repitió con lágrimas en los ojos. Lo que has hecho aquella noche... ¡Oh! eso no lo hace nadie... ¡Nadie!... Una santa que bajase del cielo no lo haría... Ninguno de los que vivimos a tu lado merecemos besar el polvo que pisas...

no has tenido hijos; no puedes saber la necesidad que sentimos, cuando los hemos perdido, de poner nuestro amor huérfano en otros seres, imaginándonos que se parecen á los que murieron.

Y don Pablo contó el empleo de su día: De aquí, sin querer ver a ese desventurado niño, porque no podría verle, Casilda, no podría verle... ¡me ha destrozado el corazón! me fuí en busca del habilitado y del subsecretario y les dije no qué: hasta creo que he llorado... Mi intención era pedir un adelanto que, unido a lo que has recaudado con las alhajitas, pudiéramos ofrecerle a ese caimán de prestamista, que ya se contentaría con una parte ahora... y si no se contentaba, menudo escándalo le armaba yo, por andar en semejantes tratos con menores de edad; pues nada, hija; me hicieron tanto caso, como a un perro: que no podía ser, que la acefalía del Ministerio... ¡Mira por donde vine a lamentar no estuviera Eneene en su poltrona!

¿En qué, demonios, te ocupas, sobrina? Tiro mis hombrecillos por la ventana, tío respondíle, aproximándome al alféizar, del que había permanecido retirada para arrojar con mayor fuerza mis proyectiles. ¡Vaya un motivo para romperle a uno la cabeza! Os pido perdón, tío, pero no os había visto. ¿Que te has vuelto loca repentinamente? ¿Por qué rompes así tus chucherías?

Que te echó una reprimenda ... Yo en su lugar.... Nada de eso; que me rogó que entrase, se explicó muy cordialmente conmigo, me acogió con gran benevolencia ... y después.... ¿Y después? repitió Fortunato estremeciéndose. Y después, me hizo quedarme á comer. ¿Has comido en su casa? Antes de ayer.