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Aquí se reúnen los vecinos más distinguidos, y entre ellos se encuentran M. Blondel, el abate Bourdon y el comendador Folin; cada uno de estos ancianos cuenta a porfía instructivas anécdotas. Llevamos una vida deliciosa; el tiempo es precioso y paseamos mucho; durante las veladas, se cuentan historias.

Es la guerra dijo con entusiasmo , la guerra que llega... ¡Ya era hora! Desnoyers hizo un gesto de asombro. ¡La guerra!... ¿Qué guerra es esa?... Había leído, como todos, en la tablilla de anuncios del antecomedor un radiograma dando cuenta de que el gobierno austriaco acababa de enviar un ultimátum á Servia, sin que esto le produjese la menor emoción. Menospreciaba las cuestiones de los Balkanes.

Una mañana ella le habló por fin de sus ensueños; cada palabra iba cubierta con un velo; pocas bastaron al Magistral para comprender; la interrumpió, le ahorró la molestia de rebuscar las pocas frases cultas con que cuenta nuestro rico idioma para expresar materias escabrosas; y aquel día pudo ser, merced a esto, la conferencia tan ideal y delicada en la forma como todas las anteriores.

Fermo... a buen entendedor.... Mira, Fermo... no te acuerdas, pero yo ... yo soy la madre que te parió ¿sabes? y te conozco... y conozco el mundo... y tenerlo todo en cuenta... todo.... Pero de estas cosas no podemos hablar y yo... ni a solas... ya me entiendes... pero... bastante buena soy, bastante he callado, bastante he visto.

Los depósitos de salitre se encuentran en el norte. Pero en 1913 se exportaron 60,000,000 de quintales y, según cálculos seguros, hay un abastecimiento suficiente para cien años cuando menos, aun tomando en cuenta el aumento de consumo.

Elena fué la primera en darse cuenta de sus evoluciones, y sonrió malignamente. Creo que alguien le busca dijo á Ricardo.

Acudieron los mozos de los huéspedes a pedir cebada; salió el huésped de casa a dársela, maldiciendo a sus mozas, que por ellas se le había ido un mozo que la solía dar con muy buena cuenta y razón, sin que le hubiese hecho menos, a su parecer, un solo grano.

El gasto que debe reformarse es el que causan á la real hacienda los bergantines destinados á los establecimientos de cuenta del Rey, porque este es el de mayor consideracion, y solo es útil á sus respectivos patrones ó capitanes.

Con estas precauciones y la buena voluntad de todos, se podía esperar algo... aunque no mucho, si Dios no tomaba el caso de su cuenta. De todas suertes, no cabía hacer cosa mayor que la que se había hecho, en la pequeñez de las fuerzas humanas.

Pero convenía suponerlo, para cargar el delito a la cuenta de los muchos que atribuían al enemigo.