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Actualizado: 10 de septiembre de 2024
Parece que uno de los parodiadores de Cristo empujó maliciosamente a otro compañero, que no tenía aguachirle en las venas y que, olvidando la mansedumbre a que lo comprometía su papel, sacó a relucir la navaja. Los demás penitentes tomaron cartas en el juego y anduvieron a mojicón cerrado y puñalada limpia, hasta que apareciéndose el alcalde, dijo: ¡A la cárcel todo Cristo!
En medio de la extrema y plácida mansedumbre de don Pío, reinaba en él cierta tendencia innata a la excentricidad, en la que solía marcar rasgos positivos de talento, de observación y de estudio.
Pido esto con esta mansedumbre y sosiego, porque tenga, si lo cumplís, algo que agradeceros; y, cuando de grado no lo hagáis, esta lanza y esta espada, con el valor de mi brazo, harán que lo hagáis por fuerza.
Estaba al tanto de los progresos científicos, y sin pedantería ni vanidades, así, como quien no quiere la cosa, discurría como un sabio, de Filosofía y de ciencias físicas y naturales, dando innumerables muestras de su claro talento y de su copiosa erudición. ¡Buenos ratos me pasé oyéndole hablar de religión! ¡Qué mansedumbre! ¡Qué dulzura! ¡Nada de vanos escrúpulos ni de ridículas gazmoñerías!
Pero el más pequeño, Pascualet, un chiquillo regordete y panzudo, que sólo tenía cinco años, y á quien adoraba la madre por su dulzura y su mansedumbre, prometiéndose hacerlo capellán, lloraba apenas veía á sus hermanos enzarzados en terrible pelea con los otros condiscípulos.
La galería de los reptiles no es ménos abundante y curiosa que las mencionadas; y lo que mas llama la atencion allí es el estado de mansedumbre á que llegan entre sus lechos de arena y celosías de alambres y cristal esos terribles envenenadores del desierto, condenados á arrastrarse, por el pecado original de la serpiente corruptora de Eva y su compañero.
No sé en qué consiste, pero casi siempre que se comete una infamia de ese jaez sale a relucir la religión. Como que su defensa es el origen de la guerra. Y así, a trabucazos, se hace propaganda de mansedumbre y caridad. Ordenadas esas infamias por militares, no tendrían disculpa; ¡conque figúrate siendo clérigos los autores! Se miente mucho.
Me prometió usted aquel día obrar lealmente y con justicia respecto a los usuarios, y me ha engañado usted... ¡No me acuse a la ligera! repuso Francisco con una mansedumbre que no impresionó a su interlocutor.
Esto pudiera parecer lo sumo de la virtud en unos cristianos nuevos si no hubieran pasado adelante á dejarse despedazar á gusto de los gentiles, por no faltar, como á ellos les parecía en un punto, á la santa ley de Dios. Oyeron ellos que Dios mandaba no se volviese mal por mal, y que á los ultrajes é injurias, aun en la vida, no se respondiese sino con mansedumbre y sufrimiento.
Estos, animados por su mansedumbre, llevaron al extremo sus bromas, hasta que Modesto les puso término del modo siguiente. Un día que había gran formación, con motivo de una revista, Modesto ocupaba su lugar al extremo de una fila.
Palabra del Dia
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