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Pero, ¡ay! esas infantas eran generalmente herejes... Y al defecto de la herejía innata, cuyo dejo subsiste aún después de la conversión, era casi preferible el defecto del modernismo parisiense, del modernismo Revolución Francesa!

A las potencias del entendimiento les es innata la fuerza de producir los actos de las primeras verdades, una vez que antecedan las ocasiones y motivos necesarios para que obren; y puestas estas disposiciones, como que se vienen por , no pueden dexar de producirlos.

Había progresado mucho, es cierto; sus largos viajes por Europa, su malicia y su instinto, le habían complementado sus deficiencias, y en materia de chic era as en la aristocracia bonaerense, que no es tan fina conocedora de arte, como se pretende, a pesar de su innata insuficiencia.

Valentina se había puesto el ramo en la cintura con una coquetería innata, y alborotaba toda la casa mostrando mis flores como una maravilla. ¿Qué te ha regalado don Camilo? le preguntó Martín. Un álbum con su retrato. ¡Si vieras qué cache está el pobre! Niña, no digas eso le decía la madre. , mamá, ¿por qué no lo he de decir?

La innata debilidad de su carácter le obligaba a callar una noticia que muy pronto había de difundirse. Tenía miedo a la curiosidad pública, a las preguntas, a que en el rostro le adivinasen las causas de tal resolución. Y temblaba y se entristecía profundamente cada vez que, como ahora, le tocaban este punto. Hasta entonces no se había traslucido nada.

No es ponderable lo que padeció la infeliz mujer, mientras estuvo a su cargo Marisalada. Por parte de esta no cesaron las burlas ni las rebeldías, ni por parte de la maestra los sermones sin provecho y las exhortaciones sin fruto. Dos ocurrencias agotaron la paciencia de señá Rosa, con tanta más razón, cuanto que no era en ella virtud innata, sino trabajosamente adquirida.

Recordó que en Madrid dos estudiantes le habían escrito cartas a que ella no contestaba. Era su única aventura, después de la vergüenza de la barca de Trébol. El santo decía que los niños son por instinto malos, que su perversión innata hace gozar y reír a los que los aman; pero sus gracias son defectos; el egoísmo, la ira, la vanidad los impulsan. «Es verdad, es verdad» pensaba ella arrepentida.

La duquesa, que al principio no sintió hacia él sino la gratitud innata de la hermosura para la galantería, fue apreciándole luego como uno de esos hombres peligrosos con quienes la coquetería de la mujer hace el papel expuesto de la imprudencia asomada a un abismo.

Esta percepcion es el ejercicio de una actividad innata, la cual, aunque sometida á las condiciones de la experiencia en cuanto al principio y continuacion de sus actos, no lo está con respecto á sus leyes, pues estas le son características y corresponden al órden intelectual puro.

«Sabedor el pueblo de los funestos acaecimientos de nuestra península, por los impresos publicados en esta ciudad de órden de V. E., y animado de su innata lealtad á nuestro Soberano, y de los sentimientos patrióticos con que siempre se ha distinguido, vacila sobre su suerte futura; y el deseo de que sea la mas conforme á su felicidad y al objeto inalterable de conservar íntegros estos dominios, bajo la dominacion del Sr.