United States or Denmark ? Vote for the TOP Country of the Week !


En el tiempo que he invertido en dar los anteriores brochazos, han ocupado sus respectivos sitios dos mestizas, una vestida de saya y otra á la europea, y al lado de aquellas un anciano y reverendo padre franciscano. El almuerzo era servido sobre cubierta, gracias á la amabilidad del capitán.

Al cabecear sobre el Océano, parecía tomar el gesto trémulo de un viejo galanteador que habla con sus amigas de trapos y escándalos mundanos. Introducíanse en algunas travesías entre el rebaño viajero mujeres hermosas y liberales, pródigas en sus gracias, y la paz monótona del Atlántico desaparecía instantáneamente.

Ya lo sabemos todo.... ¡Buena suerte, y gracias por el favor!... Tere está, muy agradecida.... ¿Vió usted a Ricardo? ¡Está que rabia! ¡El que se creía tan afortunado! Estaba seguro de que le correspondería Gabriela.... ¡Buen chasco se ha llevado! ¡Muy merecido!... Pero, señoritas.... ¡, , no lo niegue usted!

, despues del palo, ¡que cantemos y demos gracias! ¡Super flumina Babylonis sedimus! ¡, un banquete como el de los presos! dijo Tadeo. Un banquete en que estemos todos de luto y pronunciemos discursos fúnebres, añadió Sandoval. Una serenata con la Marsellesa y marchas fúnebres, propuso Isagani.

Llegamos al portal, los lacayos nos cobijaron con una mirada maestra; no vieron bulto ni cosa alguna que lo valiese; se convencieron de que nada habiamos comprado, de que habiamos sido inútiles á sus señores, de que la librea habia sido nula, y creyeron prudente ó estratégico retirar el saludo. ¡Gracias á Dios! Ya estamos en la calle de Richelieu.

Después de que ambos cónyuges, con excesiva cuanto inmerecida amabilidad, me prometieron cumplir el encargo, apresureme a salir, dándoles las gracias.

Deme ahora su mano por despedida... Gracias. Y perdone si se la oprimo tan de veras, porque nunca se ha creído tan honrada la de esta su buena amiga.

Gracias á este nuevo medio de expresión, el novelista que por su nacimiento pertenece á un país determinado puede tener por patria intelectual la tierra entera y ponerse en comunicación con los hombres de todos los colores y todas las lenguas, hasta con los que viven en los límites de un salvajismo recién abandonado.

Gracias á esa inesperada revelación, en todas sus relaciones subsecuentes con el Sr. Dimmesdale, parecía que lo más recóndito del alma del joven ministro estaba visible á los ojos del médico para que pudiese observar y estudiar sus más íntimas emociones.

Al cabo parándose delante de él le dijo: Siéntese usted, Tristanito, siéntese usted... Voy a hablarle... pero me permitirá que no me siente... No puedo; me encuentro alterado, completamente alterado. ¿Quiere usted una taza de tila? preguntó Tristán sonriendo interiormente de ofrecer tila a aquel monstruo. No, señor, muchas gracias; sólo le pido que me permita estar de pie y dar algunos paseos...