United States or Australia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Pero un sastre objetó con mucha razon que, pues que las monjas le vieron á Capitan Tiago subiendo al cielo de frac, de frac tenían que vestirle aquí en la tierra y no había necesidad de preservativos ni impermeables; se va de frac cuando se va á un baile, á una fiesta, y no otra cosa le debe esperar en las alturas... y ¡miren! casualmente tiene él uno hecho, que lo puede ceder por treinta y dos pesos, cuatro más barato que el hábito del franciscano, porque con Capitan Tiago no quiere él ganar nada: ¡fué su parroquiano en vida y ahora será su patron en el cielo!

Trae también una vara de azucenas. Su humilde hábito franciscano está lleno de remiendos, señal inequívoca de pobreza. Es su semblante juvenil, pálido, ardoroso, calenturiento, porque la devoción le inflama, y sublime, místico amor le espiritualiza.

Y Apolonio, con talante trágico y miserable, como un hombre predilecto de las divinidades funestas, se dirige hacia el grupo que componen el señor Colignon con los viejos casi desencarnados en torno suyo. Visten los viejos todos lo mismo: trajes de sayal, color franciscano, de paño casero, tejido en los telares, a brazo, del Hospicio provincial por los nacidos anónimos para los muertos anónimos.

Quizás influyeran en los ánimos las alegres casas del pueblo de Pasig, las copitas de Jerez que habían tomado para prepararse ó acaso la perspectiva de un buen almuerzo; sea una cosa ú otra el caso es que reían y bromeaban incluso el franciscano flaco, aunque sin hacer mucho ruido: sus risas parecían muecas de moribundo. ¡Malos tiempos, malos tiempos! decía riendo el P. Sibyla.

Y las portezuelas se cierran con estrépito, a intervalos... Es el expreso de Andalucía. Subo a un vagón. Un viejo de larga barba blanca arregla en las redecillas una maleta; un señor embozado en amplia capa parda mira con fúlgidos ojuelos sobre el embozo; en un ángulo frente al viejo, una joven, trajeada con hábito franciscano, permanece inmóvil... El tren parte.

Los celosos misioneros de Quipia, fundaron una visita el año 1655 con el nombre de Donsol, la que fué administrada como parte de aquel pueblo hasta el año 1688, en cuya época separándose de su matriz le fué asignado por primer ministro al Padre franciscano, Pedro Perona. Su primera iglesia fué de caña y nipa. En 1696 se dejó su administración.

Sabed que haríais morir de envidia a muchos obispos. ¿Eso dijo? Cabal. Paciencia, Martín. Ramiro meneó la cabeza con un gesto de enfado. Pasó un monje franciscano montado en un borrico ceniciento. Santa leticia brillaba en su rostro. Su desnuda pierna vellosa asomaba por debajo del sayal. Castigaba a su caballería con un gajo de bardaguera.

El franciscano flaco que comprendía la sonrisa del dominico quiso cortar la disputa interviniendo. Debían respetarle sin duda porque con una señal de la mano cortó la palabra á ambos en el momento en que el fraile-artillero hablaba de experiencia y el escritor-fraile de hombres de ciencia.

Al llegar á casa, y después de felicitar sinceramente al exclaustrado por su discurso, lo cual no dejó de envanecerle un poquillo por la razón de gastar yo bigote y perilla y ser de la ciudad, nos sentamos alrededor de la mesa que ya estaba preparada, y empezó la comida, previo benedicite del franciscano.

Habría sido más galante, más piadoso, más romántico más en conformidad con los usos de este país encerrarla en santa Clara como una nueva Heloisa, para visitarla y confortarla de cuando en cuando. ¿Qué dice usted? Yo no puedo ni debo juzgar la conducta de los arzobispos, contestó el franciscano de mala gana.