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Actualizado: 12 de septiembre de 2024
Pero dámelos de todos modos, para enseñarlos. Plácido, para no desmentir al cura que le bautizó, dió lo que le pedían. Llegaron á la Universidad. A la entrada y á lo largo de las aceras que á uno y otro lado de la misma se estendían, estacionaban los estudiantes esperando que bajen los profesores.
Nada de eso respondí. Abrevio. Hasta los doce años viví en el Pazo de Valdedulla. Tres años antes había muerto mi abuelo. Desde aquel punto, el propio conde llevó las cuentas y administración de sus bienes. Mi padre tenía una zapatería abierta en Santiago de Compostela. El negocio andaba malamente, porque mi padre se pasaba lo más del tiempo de tertulia y juerga con algunos amigos estudiantes.
El auto del Repelón es una divertida farsa, en la cual se burlan dos estudiantes de dos pastores, y en nada se parece á las poesías que llevaron el mismo nombre. Esta palabra entonces no significaba probablemente otra cosa que acto, ó acción dramática en general. Entre las demás composiciones de Encina, sólo mencionaremos la égloga Fileno y Zambardo, en la cual se suicida un amante desesperado.
Es menester tratarles así, porque no guardan consideración. Se figuran que tiene uno el dinero para que ellos se diviertan. ¿Se acuerda usted de aquellos estudiantes que nos dieron tanta guerra?, fue el primer dinero de usted que coloqué. ¡Aquel Cienfuegos, aquel Arias Ortiz! Vaya unos peines. Si no es por mí, no se les cobra...
Se sentó en un banco y comenzó a considerar, con sangre fría, la situación. «¡Sobre todo, calma! se dijo . No hay motivos para alarmarse. ¡Que se vaya al diablo la muchacha! Tanto peor para ella si me toma por un espía. ¿Qué me importa a mí? No me conoce, ni los estudiantes tampoco. Ni siquiera han podido verme la cara, pues me he levantado el cuello del gabán.»
Su erudición, disparatada y pintoresca, la había adquirido oralmente, como los griegos, bajo los pórticos compostelanos, entre estudiantes, gente ociosa y pícara, quienes, lo declaro con rubor, por reírse de él, dándole pábulo a su manía, le abarrotaban la cabeza con noticias y noticiones históricos y literarios, unos ciertos, otros inventados.
No vaya usted á creer que yo voy á invocar cuestiones de gratitud, no; no voy á perder mi tiempo en tontas vulgaridades. Le he hecho llamar á usted, porque he creido que es uno de los pocos estudiantes que obran por conviccion y como á mí me gustan los hombres convencidos, me dije, con el señor Isagani me voy á explicar.
Los estudiantes y el cura se ensartaron en dos borricos, y nosotros nos subimos en el coche; y no bien comenzó a caminar cuando unos y otros nos comenzaron a dar vaya, declarando la burla. El ventero decía: -Señor nuevo, a pocas estrenas como ésta, envejecerá. El cura decía: -Sacerdote soy; allá se lo diré de misas.
No se le ocultó que había de costarle muchos sacrificios, pero cedió a la tentación de ver a su hijo hecho personaje de toga con vuelillos. Para él la abogacía era lo de menos: al decir abogado, no concebía al chico defendiendo pleitos sino administrando justicia. Millán siguió el ejemplo de Pepe, porque estimaba bueno cuanto éste hacía. La vida de verdaderos estudiantes les duró poco.
Todo esto para los labradores era hablarles en griego o en jerigonza, pero no para los estudiantes, que luego entendieron la flaqueza del celebro de don Quijote; pero, con todo eso, le miraban con admiración y con respecto, y uno dellos le dijo: -Si vuestra merced, señor caballero, no lleva camino determinado, como no le suelen llevar los que buscan las aventuras, vuesa merced se venga con nosotros: verá una de las mejores bodas y más ricas que hasta el día de hoy se habrán celebrado en la Mancha, ni en otras muchas leguas a la redonda.
Palabra del Dia
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