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Actualizado: 8 de septiembre de 2024
2 Y Pablo, como acostumbraba, entró a ellos, y por tres sábados disputó con ellos de las Escrituras, 3 declarando abiertamente y proponiendo, que convenía que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que éste Jesús, el cual yo os anuncio, es el Cristo.
Estaba decidido á deshacer su obra, á aconsejar de nuevo á Ferragut, declarando que sus ideas eran las más acertadas y que debían seguir viviendo como hasta el presente, cuando el capitán dió la orden de partir. Aún no estaban terminadas del todo las reparaciones. Vamos á Brest dijo lacónicamente . Es el último viaje. Y el vapor salió sin carga, como si fuese á cumplir una misión especial.
Puestos nuevamente el uno frente al otro, la Natzichet se había corregido, declarando que creyó oír su voz, pero sin duda en su sobreexcitación se había engañado.
El periódico nuestro hasta hizo el elogio fúnebre del ingeniero, declarando que «había que reconocer noblemente en este enemigo político á un hombre de talento, á un gran patriota lamentablemente desorientado». Y nada más.... A los pocos días nadie se acordó del infeliz. Otros sucesos preocupaban á la nación. Se sublevaron los generales candidatos, al convencerse de que no triunfarían legalmente.
Una de las señoritas de Delgado se llevó el pañuelo a los ojos, declarando en voz baja a los que estaban cerca que desde hacía poco tiempo se le saltaban las lágrimas por cualquier cosa. ¡Qué majadero es este don Serapio! Con tanto mover la frente se le va a correr hacia atrás el peluquín. No seas malo, Ricardo; ten un poco de caridad y déjale al pobre que goce sin ofender a Dios ni al prójimo.
No he de negar yo que sean muy estimables las obras filosóficas de Balmes, del P. Zeferino González, de D. Manuel Orti y Lara, de Sanz del Rio y de la turba de sus prosélitos; pero de ninguno de ellos se podría afirmar sin exagerada benevolencia lo que el autor anónimo afirma de la obra filosófica del P. Juan José Urraburu, declarando que es notabilísima, que hace honor á España, y que debe contarse entre las mejores, si ya no es la mejor publicada en Europa, después de la restauración filosófica pregonada por León XIII. Es cierto que el autor anónimo limita luego la alabanza, considerando la obra del P. Urraburu como mera exposición de la sana filosofía escolástica.
Esto es una breve descripcion del Sol, que declarando los caractéres y formas exteriores perpetuas é inseparables de su ser, nos muestran estar presente su esencia. Esto mismo ha de extenderse á quantos seres hay en el Universo, pues que ninguno hay que le conozcamos de otra manera.
Uno figuraba un pie desnudo, de alto puente y empeine corvo, con su inscripción: «Pie ario; noble.» El otro, un pie asentado todo a lo largo, la planta sobre la tierra, con su inscripción: «Pie planípedo, plantígrado o semítico; plebeyo.» En las paredes laterales del escaparate, repisas de cristal, con vaciados de pies, en escayola, algunos retorcidos y deformes, y, adherida a la repisa, una indicación: «Repertorio de extremidades, obtenido del natural.» En lo más altanero de la luna de cristal desarrollábase una cinta, a modo de divisa heráldica, declarando, con doradas letras teutónicas: «Una hermosura soberana inspira a Caramanzana.»
Miras particulares se llevaban el de Villena y otros en difundir por el vulgo tales voces, pero miras que mas tarde fueron descubiertas por los que mas le vendian amistad, declarando al soberano verbalmente los proyectos concebidos por ellos, y mostrándole por escrito la correspondencia que habian interceptado dirigida á D. Juan de Portugal, á la cual contestó inmediatamente D. Fernando por medio de su enviado de negocios, Lope de Alburquerque.
Si no, ¿me casaría? Ya casada, vencido el natural encogimiento que debo guardar, le demostraré mi ternura, y le haré ver que hay un tesoro de ella en mi alma, aunque escondido entre burlas y alegrías; y cuando vea el tesoro, y le goce, y conozca que es suyo, y mejor que cuanto podía él soñar, ha de conocer que no es mi corazón de corcho sino de almíbar y jalea, y se ha de poner como jalea y como almíbar, y ha de bailar y reír de gusto, declarando y confesando que se compaginan bien los regocijos con el verdadero amor, y las risas con la ventura más seria y más grave en el fondo.
Palabra del Dia
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