United States or Palestine ? Vote for the TOP Country of the Week !


Toda Manila se preparaba para ser invitada; nunca la inquietud se apoderó con más vigor de los ánimos como ante el pensamiento de no ser de los convidados. Se disputaban la buena amistad de Simoun, y muchos maridos, obligados por sus esposas, compraron barras de hierro y piezas de zinc para hacerse amigos de don Timoteo Pelaez. Al fin llegó el día.

Tristán, muy pálido también, quedó unos instantes silencioso y al cabo dijo haciendo visibles esfuerzos para hablar con calma: Es inútil que hablemos más. Todas las cosas tienen un término triste en este mundo y la amistad es de las que primero se marchitan.

Eran solteros, mozos de una misma edad y de unas mismas costumbres; todo lo cual era bastante causa a que los dos con recíproca amistad se correspondiesen.

Pero la tristeza ablanda el ánimo y hace buscar como una sombra refrescante la amistad de los humildes. Tchernoff, por su parte, miró á Desnoyers como si lo conociese toda su vida.

Y Rafael obedecía, pero evitando que le acompañase don Andrés, pues a la ida o a la vuelta pasaba unas cuantas horas en la casa azul o suprimía por completo el viaje para quedarse allí temblando al volver a casa por si su madre se enteraba de tales distracciones. Doña Bernarda conocía aquella nueva amistad.

Ha sido quizás una debilidad, pero en el momento solemne en que usted se encuentra, he creído, puesto que usted se niega a aceptar los consuelos de la religión, que por lo menos los de la amistad le ayudarían a hacer más soportable su situación.

Estábamos unidos como si fuéramos hermanos. Su amistad me hacía más llevadera mi estancia en El Dragón. Charlábamos; yo le enseñaba lo que sabía. El hablaba. Así pasamos meses y años en medio de peligros continuos. Hicimos una porción de viajes llevando desgraciados negros de Angola y de Mozambique al Brasil y a las Antillas.

Nada le impresionaba ya; todo le era indiferente: amistad, familia y amor.

De la galera volvió á enviar al Emperador treinta vasos de oro y plata que le habia dado, y añade el mismo autor, que las insignias de la dignidad de Megaduque las arrojó en el mar, mostrando que desde entonces renunciaba la amistad del Imperio.

A hacérselo ver es a lo único a que he venido a aquí, o lo que es igual a decirles a ustedes que ya no me engañan y que desprecio como merecen sus falsos testimonios de amistad... Ahora queden ustedes con Dios. Me han declarado la guerra... Está bien, lucharemos. Lucharemos ; ustedes en la sombra; yo cara a cara y a la luz del día. Buenas noches.