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Los padrinos, con los brazos inactivos, pero con los pulmones cruelmente dilatados por la angustia, se cansaban más aún que el barrenador. Los dos esperaban con las barras levantadas por encima de la cabeza. Dieron la señal los directores de la apuesta y en la plaza estalló una aclamación semejante á la que acoge la partida de los caballos en una carrera. Después se hizo el silencio.

Este, que consta de cuatro barras, tiene que ser movido con harta pena por la familia del pescador, su mujer, sus hijas y sus amigos, pues los muchachos están en el mar. Compréndese lo dificultosa que es esta operación.

Se podría haber creído que echaba de menos aquellas barras de hierro de que D. Benigno hablara la tarde anterior y que, de existir, permitirían a los hombres remedar el maravilloso viajar de los pájaros.

Acuérdese del Potosí y otras minas célebres que cargaron los galeones españoles de barras preciosas durante siglos. ¿Y de qué nos sirvió tanto dinero?... Fue nuestra muerte.

Imaginar en Salamanca equivale á fundir barras de oro. Idear es hacer dinero. No tiene entendimiento como los demás. Su entendimiento es una fábrica de moneda, de billetes y talones de Banco. Salamanca camina por donde camina todo el mundo; nadie oye nada; él oye ruido bajo sus piés; se baja; escarba con el dedo, y halla un tesoro. Adivina donde hay tesoros, como Colon adivinó la América.

15 Y los hijos de los levitas trajeron el arca de Dios puesta sobre sus hombros en las barras, como lo había mandado Moisés conforme a la palabra del SE

La fuerza de la embestida y la violenta contracción de sus poderosas mandíbulas armadas de triple hilera de dientes, fueron bastante á sepultarle en la cabeza las afiladas barras.

La primera vez que presencié esta escena quédeme triste, herido en el alma, y tuve impulsos de agarrar una de las barras del cabrestante y ayudar á aquellas gentes. Esto las hubiese extrañado; no qué falsa vergüenza me detuvo. Pero, cada día, tomaba parte en la operación, á lo menos con mis votos. Colocábame á su lado y las contemplaba.

No léjos de la Catedral vive todavía, en el centro de una plazuela, sostenido por pilastras de piedra y barras de fierro, un venerable anciano de cuatro siglos, que es el monumento mas querido de los Friburgueses. Es un tilo sembrado el dia de la victoria de Morat, en honor del acontecimiento y del combatiente que llevó primero la noticia.

Abierta la puerta, estuve á punto de ser volteado por Mervyn que se precipitó por entre mis piernas, y vi á la señorita Margarita que se ocupaba en atar las riendas de su caballo á las barras de un cercado. Buenos días, señor me dijo sin mostrar la menor sorpresa por hallarme allí. Luego, levantando en su brazo los largos pliegues de su saya talar, entró en el jardín.