United States or Greenland ? Vote for the TOP Country of the Week !


Que habian de venir en el próximo Mayo 1,000 soldados veteranos, y mas, si fuesen necesarios, y cuantos se pidiesen para avivar la guerra. Por tanto, que se mandaba á los generales que prosiguiesen la guerra, y que si por las dificultades de los caminos no pudiesen llegar, que invernasen y fortificasen los reales, mientras llegasen los socorros que se esperaban.

Muchos vecinos ya esperaban con curiosidad maliciosa la hora del alboroto y salían a los balcones a presenciar la escena. Pero doña Paula tenía además que seguir los pasos a su hijo. El Chato había visto a la Regenta y al Magistral entrar juntos al anochecer en casa de doña Petronila. Y ya lo sabía doña Paula.

Pero estos, aunque se considerasen llegados, siempre esperaban algo nuevo, siempre tenían la ilusión puesta en el mañana; pensaban con inquietud en la combinación política del día siguiente, en la obra artística, que les bullía en la imaginación, temblando, con el vago temor de la torpeza, al ir á darla forma.

Juanón y su camarada el de Trebujena esperaban resignados el último suplicio. No querían vivir, les daba asco la vida después de las amargas decepciones de la noche famosa.

Llegó al primer pueblo del distrito, y allí le esperaban, a la puerta de un viejo mesón, a cuyos postes y rejas estaban atados otros tantos caballejos enjaezados a la usanza del país, hasta seis agentes electorales de nota.

-Dice tanto vuesa merced, señor gobernador -dijo el mayordomo-, que estoy admirado de ver que un hombre tan sin letras como vuesa merced, que, a lo que creo, no tiene ninguna, diga tales y tantas cosas llenas de sentencias y de avisos, tan fuera de todo aquello que del ingenio de vuesa merced esperaban los que nos enviaron y los que aquí venimos.

El único balcón en que se veía luz era el de la señora Chermidy, que estaba en el piso bajo: Mantoux comprendió que le esperaban. Sacó un manojo de llaves falsas que había envuelto en un trapo para que no hiciesen ruido, pero no tuvo tiempo de emplearlas. La señora Chermidy le abrió la puerta. Habla en voz baja dijo . Le Tas acaba de dormirse.

Pero Bettina les había concedido una vuelta de vals, y creyéndose irresistibles, esperaban haber hecho latir su corazón. Mas hasta entonces nada había hecho latir aquel corazón, y la respuesta para todos era la misma: ¡No!... ¡no!... ¡Todavía no!... ¡Siempre no!

Nadie podía entrar en él que no perteneciese á su tripulación. Las familias de los marineros esperaban á éstos en el muelle, y Caragòl tuvo ocasión de conocer á muchas bretonas, madres, hermanas ó prometidas de sus nuevos amigos.

Todos esperaban de un momento a otro verle tendido en el suelo; pero él seguía bailando, adivinándose el esfuerzo de su voluntad, su resolución de perecer antes que confesar su flaqueza. Se cerraban ya sus ojos con el vértigo, cuando sintió que le tocaban en un hombro, según costumbre, para que cediese la pareja. Era el Ferrer, que se lanzaba a bailar por primera vez en la tarde.