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Los Catalanes oida la embaxada del Duque, les pareció mas útil su amistad que la de los otros Príncipes vecinos; y así se concluyó el trato con él, que fué el mismo con que sirvieron al Emperador Andronico. Con estos nuevos socorros el Duque se puso en Campaña á restaurar lo que sus enemigos habian ocupado de su estado.

Su principal instituto era salvar la vida, cuidar y educar á los niños expósitos, y con este objeto fundó un hospital cerca de la Puerta del Sol. Aun cuando esta fundación recibió diversos socorros, faltábale, sin embargo, disponer de una renta segura y regular.

Sin saberlo, el Marquesito le hacía daño cada vez que le hablaba de tal asunto y le proponía planes de ataque y medios para entrar en la plaza por sorpresa. «¿Cuándo había necesitado él, Mesía, socorros por el estilo? ¿Cuándo había permitido a nadie saber el cómo y a qué hora vencía a una mujer?... ¡Y esta señora le humillaba así! ¡Cómo se reiría de él Visita, aunque lo disimulaba; y el mismo Paco! ¿qué pensaría? ¡Ah Regenta, Regenta, si venzo al fin!... ¡ya me las pagarás!». Pero ya no esperaba vencer; lidiaba desesperado.

Grinell ni al público norteamericano; organizóse otra con los socorros prestados por ciertas sociedades de Londres que tenían en mira, ó la propagación bíblica, ó una postrera investigación respecto al malogrado Franklin. Pocos viajes hay más interesantes que éste, y se explica á maravilla el ascendiente que el joven Kane había ejercido sobre todos.

Defender á Galípoli, es lo que ahora nos importa, por estar á la entrada del estrecho, de donde se puede impedir la navegacion y trato de estos mares, siempre que no corrieren por ellos armadas superiores á la nuestra, y así es forzoso buscar bastimentos y dinero para sustentarle. Los socorros tenemos lejos, tardos, y quizá dudosos, porque á nuestros Reyes ocupan otros cuidados mas vecinos.

Todo esto que he dicho, señor cura, no es más de por encarecer a su paternidad haga conciencia del mal tratamiento que a mi señor se le hace, y mire bien no le pida Dios en la otra vida esta prisión de mi amo, y se le haga cargo de todos aquellos socorros y bienes que mi señor don Quijote deja de hacer en este tiempo que está preso.

O lo que es más probable dijo la condesa , estará llorando sus faltas y la pérdida de su voz. Pero ¿dónde está? repitió con instancia Rafael. No lo respondió la condesa , y lo siento, porque quisiera ofrecerle consuelos y socorros si los necesita. Guárdalos para quien los merezca dijo el general. Todos los desgraciados los merecen, tío repuso la condesa.

Porque nunca faltó, de una banda o de la otra quien, por descuido, por desgracia o por necesidad, se viera cogido y sepultado en la montaña por una cellerisca de nieve; y eso que no se le regateaban los socorros, sin miedo a los ejemplos de muchos que allá se habían quedado con los socorridos, envueltos en una misma mortaja.

Leidas, les declaró brevemente como el rey movido de sus ruegos habia admitido el juramento de fidelidad, que sus embajadores le hicieron; y aunque para sus reinos no podia ser útil el encargarse de su defensa, habia querido mostrar el amor que les tenia, porponiendo su conveniencia á la de ellos, y así le habia mandado que con su persona viniese á gobernarles en su nombre y les ofreciese que siempre acudiria con mayores socorros.

Con este ruido, furia y alboroto llegaron donde Sancho estaba, atónito y embelesado de lo que oía y veía; y, cuando llegaron a él, uno le dijo: ¡Ármese luego vuestra señoría, si no quiere perderse y que toda esta ínsula se pierda! ¿Qué me tengo de armar -respondió Sancho-, ni qué yo de armas ni de socorros?